'El cuento del cortador de bambú', de autor anónimo

ANON. [KAYOKO, Takagi (Editora literaria)]. El cuento del cortador de bambú.
Ediciones Cátedra (Col. Letras Universales), Madrid, 2004
 物語

INICIOS DE LA LITERATURA JAPONESA

Japón (日本, Nippon), oficialmente llamado Estado de Japón (日本国, Nippon-koku), es un país soberano insular del este de Asia —un archipiélago de casi siete mil islas—. Situado en el océano Pacífico, tiene al oeste: el mar del Japón, China, Corea del Norte, Corea del Sur y Rusia; al norte: el mar de Ojotsk; y al sur: el mar de China Oriental y Taiwán. Los caracteres que componen el nombre de Japón significan «el origen del sol», motivo por el que el país también es conocido como la Tierra del Sol Naciente. En la isla de Honshū está la ciudad de Tokio, capital de facto de la nación y la mayor área metropolitana del mundo, con más de treinta millones de residentes.
Hace mucho tiempo, en el período de Asuka (ca. 552-646), llegó el budismo a Japón, pero fue en una fase posterior, el período de Nara (ca. 646-794), cuando se dio su momento de mayor apogeo y gran influencia de la cultura china. Ya en el perído de Heian (794-1.185) se asimiló por completo la cultura china. Con la introducción de la escritura china en el período de Asuka se hizo posible la recopilación de las antiguas mitologías e historias de transmisión oral del país: el Kijiki (Registro de antiguas leyendas), en el año 712; el Nihongi (Crónicas históricas de Japón), terminada en 720; y Norito (Oraciones rituales de la religión shintoísta), en 927. La colección de poesías llamada Manyoshu (De las mil hojas), realizada en el siglo VIII, recoge poemas que se remontan al siglo IV, tanto populares como cortesanos, siendo la mayoría composiciones breves (tanka [1]), y el resto extensas (choka). Pero la escritura basada en caracteres no era adecuada al idioma japonés, por lo que al inventarse el silabario en la época de Heian la literatura dio un gran paso adelante, escribiéndose gran cantidad de historias novelescas (monogatari [2]). La más importante es la extraordinaria novela Genji monogatari (1004-1011), de la dama Murasaki Shikibu, comparada con frecuencia a la novelística de Proust. También de una mujer, Sei Shonagon, es el libro de poemas en prosa Makura no Sōshi (Notas de la almohada [3]), sobre temas de la vida diaria. Dentro de la literatura popular, el Konjaku-monogatari es una colección de cuentos que refleja la situación caótica de los siglos XI y XII. El ejemplo más notable de la extensa literatura caballeresca (s. XII-XIV) es el Heike monogatari [4]. Por su parte, el teatro encuentra sus orígenes en las danzas rituales antiguas; así, el No, dramas líricos, que provienen de la pantomima del baile kakura, con fuerte influjo del budismo. Es un teatro de gran elegancia y distinción, propio de la clase noble, revalorizado en el siglo XX y frecuentemente imitado por los dramaturgos actuales de todo el mundo.
Hasta el siglo XX, componer poesía china o leer y escribir en chino formaba parte de la formación literaria de los japoneses. El término waka, perteneciente a la literatura lírica japonesa, es el género de poesía en kana (creada a partir de la escritura china llegada a Japón hacia el siglo V) que se distingue de la poesía china (kanshi). ¿Qué importancia tiene todo esto en relación con El cuento del cortador de bambú? La creación de waka se considera muy anterior a la aparición del monogatari, pues la poesía japonesa, Manyshu, recoge wakas ya desde el siglo V. Era frecuente anteponer a la poesía una breve explicación de la ocasión y la circunstancia en las que se componía el poema. Esta costumbre llegó a evolucionar hasta convertirse en una obra narrativa en la que una serie de wakas se integran en la totalidad de la obra. Puede ser que esta relación de la parte narrativa y la poesía haya sido inversa, es decir, que en algunos casos se ha añadido la explicación en prosa acerca de poesías ya existentes. Se denomina Uta Monogatari (historias sobre poesía o cuentos con poesía) y muestra una estrecha relación con el estilo de El cortador de bambú. No se conoce ningún tipo de letras japonesas con anterioridad a las kana. La asimilación lingüística de la cultura continental se llevó a cabo, por una parte, incorporando el léxico chino como palabras extranjeras que representaban ideas y objetos desconocidos en la tierra japonesa y, por otra, simplificando las formas de los caracteres como signos meramente fonéticos. En términos estrictos, es difícil precisar la fecha del nacimiento de la ficción literaria en Japón. No obstante, no hay duda de que la divulgación de las kana constituyó una de las claves para definir el origen de la literatura creativa japonesa, ya que su utilización supuso una liberación de expresiones autóctonas que sólo se podían manifestar en la lengua propia, muy distinta de la china.
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[1] Tanka (短歌 tan-kah, canción corta). Composición poética japonesa, similar al haikai —o haiku, breve composición poética de tres versos que en conjunto suman 17 sílabas (5-7-5) y que apareció en Japón en el s. XVI, alcanzando su mayor perfección en el XVII con Matsuo Bashō—. Consta de 31 sílabas, distribuidas en cinco versos. Cada uno de éstos tiene siete sílabas, a excepción del primero y el quinto, que tienen cinco (5-7-5-7-7). Su intención no es otra que reflejar intensamente un momento anímico y reflexivo del poeta.
[2] Monogatari (物語). Narración breve, cuento característico de la literatura japonesa. En su mayoría, los monogatari guardan claras analogías con la poesía épica. Obra clásica del género es el Genji monogatari (El cuento de Genji) y en su texto se encuentran fundidas unas 800 composiciones poéticas.
[3] Notas de la almohada (枕草子). Llamadas así para describir un libro de notas informal que se guardaba posiblemente en los cajones de las almohadas de madera­ es, además de una pequeña joya literaria, un vivo y colorido retrato de la vida en la corte imperial. El libro original está formado, además de por una larga serie de enumeraciones ­de insectos, de plantas, de cosas agradables o desagradables, de temas poéticos, etc.­, por anécdotas, anotaciones diarias, y por la descripción de caracteres y de la vida cortesana, con sus costumbres, sus juegos, sus intrigas, y también su crueldad. 
[4] Heike monogatari (平家物語) Denominado en castellano como Cantar de Heike, es un poema épico clásico de la literatura japonesa, fuente de numerosas leyendas, personajes e historias que tienen en ella su origen. A medio camino entre la epopeya y la elegía, consta de doce breves libros y un epílogo que fueron escritos a principios del siglo XIII, y que nos narran la rivalidad y la lucha por el poder que en el último tercio del siglo anterior había enfrentado a dos clanes militares, los Genji (o Minamoto) y los Heike (o Taira).
[5] (能). Drama lírico japonés, en un acto, en prosa y en verso, de asunto histórico o tradicional y mitlógico, frecuentemente extraído de las novelas Genji monogatari, Heike monogatari, etc.
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A cargo de la edición y la traducción está Kayoko Takagi (conforme a la costumbre japonesa, los nombres propios van precedidos por el apellido) que es profesora titular de lengua y literatura de Japón. Se licenció en Estudios Hispánicos y obtuvo el título de Master en Lingüsítica Moderna por la Universidad Sofía de Tokio. Tras homologar su título en España, se doctoró en filologías por la Universidad Autónoma de Madrid. Tras una variada e intensa experiencia profesional en Japón se agregó al Centro de Estudios de Asia Oriental en 1993. Desde entonces imparte clases de lengua y literatura japonesas y ha participado en el desarrollo y la consolidación de los estudios japoneses en España. Es miembro del CTS del Grado de Estudios de Asia y África y desempeña el cargo de coordinador de lengua japonesa en la UAM. Es vocal del consejo de la Asociación de Estudios de Género en japonés (Tokio).
El espejo de Matsuyama 
(Cuento tradicional japonés) © Océano
Cuando la infancia se llena de relatos, se hace difícil conocer más de dos o tres cuentos japoneses si uno no es originario del Japón. No es que no exista una rica (aunque escasa) variedad de libros sobre narrativa japonesa —El espejo de Matsuyama o Momotaro, el hijo del melocotonero son, por ejemplo, cuentos tradicionales japoneses muy conocidos en España—, pero, desafortunadamente no siempre se incluyen dentro del repertorio de lecturas escogidas por nuestros  progenitores. El cuento del cortador de bambú (竹取物語, Taketori monogatari) es un cuento folclórico japonés, una historia fantástica que fascinó a las damas y a los nobles de la corte imperial japonesa del siglo IX. Está considerado el texto japonés más antiguo que existe, haciendo la competencia a un manuscrito del siglo XVI. La historia nos presenta a una pareja de ancianos que ya no pueden tener hijos y un día mientras el viejo Sanuki corta bambú, encuentra a una criatura en el interior de un tallo, iluminado éste por una misteriosa luz; era aquella criatura de tamaño tan diminuto que cabía en la palma de su mano y fue llamada Kaguya (輝夜/かぐや), que significa Luz brillante. Al crecer, será una hermosa joven cuya excepcional belleza atraerá a multitud de pretendientes, a los que no quedará más remedio que someter a pruebas imposibles para poder librarse de ellos. Hasta el mismísimo emperador del Japón, prendado de tan sublime beldad, será rechazado. El motivo no es otro que el misterio que envuelve el verdadero origen de Kaguya (輝夜姫, Kaguyahime: princesa de la luz brillante) y que determinará el desenlace final de la historia.
SINOPSIS
La antigua leyenda japonesa del cortador de bambú (竹取翁, Taketori-no-Okina) explica que había una vez un anciano que vivía con su esposa cerca de una plantación de bambú. Uno de los días en que estaba recolectando brotes, se encontró allí con un tallo que tenía luz en su interior. Se preguntó a qué se debería y sintió una gran curiosidad acerca de lo que habría dentro. Cuidadosamente, el anciano cortó el bambú y se quedó asombrado al encontrar en su interior a una preciosa criatura del tamaño de una hoja. Decidió recogerla y llevarla a su casa. Su mujer y él decidieron acogerla como a una hija y la llamaron Kaguya, porque la luz que desprendía era como la de la Luna. A partir de aquel día, sucedió algo aún más sorprendente: cada vez que el anciano iba a por bambú, encontraba oro. No tardó, pues, el viejo Sanuki, en hacerse rico y decidió, entonces, construir una gran casa. Pasaron los años y aquella bella criatura, encontrada en el interior de un tallo de bambú, se convirtió en una hermosa joven. Era tal su belleza y elegancia que cinco príncipes llegaron a su casa para pedir su mano. Ella, que era reacia a casarse, les proponía cosas imposibles para asegurarse de que nunca lo consiguieran. El primero quedó encargado de traer el cuenco sagrado de Buda, que se encontraba en la India. Al segundo se le encargó encontrar una legendaria rama hecha de gemas. El tercero tenía que intentar conseguir una túnica hecha con el pelo de una rata de fuego, que se dice que está en algún rincón de la China. Al cuarto, una joya de colores que brillaba alrededor del cuello de un dragón. Y al último príncipe, le encargó una pieza que nace en el interior de las golondrinas. La princesa pidió cosas de las que nadie nunca había escuchado hablar y que, dada la magnitud de la empresa, parecían del todo imposibles de lograr. No obstante, los nobles y valientes jóvenes, fueron al encuentro de los caprichos encomendados por la bella hija del cortador de bambú. Ocupados y abatidos, todos fueron abandonando la casa de Sanuki, hasta que un inesperado día de primavera comenzaron a llegar ante su puerta los jóvenes pretendientes con los valiosos encargos bajo sus brazos. No era ninguno de aquellos presentes lo que ella había pedido, en su lugar, habían viajado a otros lugares o encargado la empresa a sus súbditos. La joven lo supo inmediatamente, pues ella conocía las verdaderas joyas sagradas que su condición de princesa (de la que tenemos conocimiento más tarde) le permitían haber visto. Con el tiempo, la belleza de Kaguya alcanzó tal reputación que un día el propio emperador quiso conocer a la extraordinaria hija de Sanuki. Quedó prendado de la joven y le pidió que se casase con él y marchasen a vivir a su palacio. Pero la orgullosa Kaguya rechazó también la propuesta del emperador. La razón de ese rechazo era la Capital de la Luna (月の都 Tsuki no Miyako), lugar al que Kaguya pertenecía realmente. Hasta aquí la sinopsis de este maravilloso relato, sin desvelar los detalles que conciernen a lo que sucedió a los pretendientes de Kaguya en su búsqueda, ni la relación que guarda la Capital de la Luna con el rechazo al emperador. Merece la pena que sea el propio lector quien lo descubra.
CURIOSIDADES
El Monte Fuji es la montaña sagrada de Japón y la cima más elevada de todo el archipiélago, con una altura máxima de casi cuatro mil metros. Su perfil perfectamente simétrico y su cima cubierta de nieves perpetuas lo convierten en una montaña mundialmente famosa y en un auténtico icono recurrente en el arte y en la vida cotidiana japonesa. El Fuji es, además, una montaña muy bella, pero peligrosa, ya que se trata de un volcán activo, actualmente en reposo pero que a lo largo de la historia ha tenido varias erupciones violentas. La última de ellas tuvo lugar en 1707, en pleno periodo Edo, y desde entonces permanece en estado latente y continuamente monitorizado. Se ha calculado que su ciclo eruptivo es de unos 300 años, por lo que, en teoría, podría entrar de nuevo en erupción en cualquier momento. Su nombre correcto en japonés es Fuji-san 富士山, a pesar de que en España se ha popularizado la pronunciación Fujiyama. Esto es un error muy común debido a una lectura errónea del kanji de "montaña" 山, que se pronuncia san en chino y yama en japonés. Como el nombre del volcán es un compuesto de varios kanji, lo normal es que se lean todos con su pronunciación de origen chino, como ha de hacerse también en este caso.

El cuento del cortador de bambú presenta bastantes similitudes con un antiguo relato tibetano, Banzhu Guniang (班竹姑娘) y ha sido usado como base para la trama de varios animes y películas japonesas. Caso de la adaptación al cine: El cuento de la princesa Kaguya (Isao Takahata, 2013). También cuenta con diversas adaptaciones al manga y existen, además, numerosas referencias a la obra en diversas canciones, videojuegos y series de televisión niponas. 
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ANON. [KAYOKO, Takagi (Editor literario)]. El cuento del cortador de bambú. Ediciones Cátedra (Col. Letras Universales), Madrid, 2004. 272 pp. «El cuento del cortador de bambú» (Taketori Monogatari) se considera la obra que inaugura la larga y rica historia de la literatura de ficción en Japón. Su aparición se sitúa en una época en la que las letras autóctonas del país, llamadas «kana», llegaron a su difusión definitiva entre los intelectuales. Hablamos del siglo IX, cuando la mayoría de los países del mundo todavía no disfrutaban de una literatura escrita. Obra anónima, cuya autoría ha generado diversas teorías entre los estudiosos de la literatura clásica japonesa y calificada por la dama Murasaki (紫式部), autora del universalmente conocido «Cuento de Genji», como el ancestro de todos los «monogatari» ("cuentos", "relatos", "historias" que “contar”). «El cuento del cortador de bambú» es una creación de un autor concreto que busca la creación artística y que quiso dejar claro su mensaje a través de un lenguaje personal. Este relato constituye un material interesante para atestiguar el problema de las formas literarias en la literatura japonesa y su interrelación y desarrollo. Deja entrever los prototipos de cuentos y leyendas tradicionales que constituyen su marco fundamental. Siendo así que la historia de la princesa que vino de la Luna ha sobrevivido hasta nuestros días como uno de los cuentos populares favoritos de la población japonesa.

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BIBLIOGRAFÍA
[*] Nota. Aunque existen algunos buenos ensayos, poemas, novelas y relatos traducidos al castellano, en occidente la mayoría de la bibliografía de calidad sobre literatura japonesa se encuentra en inglés y no ha sido traducida, salvo casos excepcionales.
AA. VV. El rumor del origen. Antología general de la literatura japonesa (2.ª ed.) Selección y notas de Javier Sologuren. UCP, 1993 (Trad.: Akira Sugiyama, Satoko Tamura, Hitoshi Oshima, Ilia Sologuren y Javier Sologuren)
ANON. [KAYOKO, Takagi (Editora literaria)]. El cuento del cortador de bambú. Ediciones Cátedra (Col. Letras Universales), Madrid, 2004. 272 pp.
«El espejo de Matsuyama (Cuento tradicional japonés)», en El mundo mágico de los niños (vol. 9, p. 59). Ediciones Océano, S.A., Barcelona, 1985.
MENEGAZZO, Rossella. Japón. RBA (Col. Grandes Civilizaciones), Barcelona, 2008. 385 pp. Trad.: Cristina Bartolomé Martínez.