Virginia Woolf. La vida por escrito, de Irene Chikiar Bauer

Imagen | La escritora Virginia Woolf, en 1931 / Colección de la librería de Houghton
«Adeline Virginia Stephen, la segunda hija de Leslie y Julia Prinsep Stephen, nacida el 25 de enero de 1882, descendiente de un gran número de antepasados, unos famosos y otros desconocidos; nacida en el seno de una familia numerosa, hija de padres acomodados [...] Me llamo Virginia Woolf. Atrápame si puedes» Fragmento de El desafío de una escritora. Introducción (Virginia Woolf. La vida por escrito), Taurus, 2015.
BIOGRAFÍA 
Virginia Woolf (1882-1941) fue una escritora británica que ya en vida cosechó una gran fama y que, a día de hoy, es una de las más conocidas novelistas y ensayistas del siglo XX. Tanto su vida como su obra han sido objeto de análisis y estudio por parte de expertos y aficionados a partes iguales. Las razones de ello se deben a que la propia autora entretejió sus escritos con aspectos personales de su propia vida y de las de muchos de sus allegados. De este modo, si ahondamos en la vida de la escritora, conocemos también el sentido de su obra.
Virginia Woolf. La vida por escrito es una ambiciosa biografía sobre la escritora británica que profundiza en su trayectoria vital a lo largo de casi mil páginas. Unas páginas que indagan en sus vivencias: desde su nacimiento y sus orígenes familiares, hasta su trágico fin por voluntad propia en el río Ouse. Esta exhaustiva biografía no sólo pretende dar cuenta del transcurso de la vida de la escritora sino registrar el cambio y el transcurso de las cosas para tratar de transmitir al lector una imagen lo más verdadera posible. A lo largo del siglo XX se escribieron innumerables biografías sobre ella, pero la gran mayoría se hicieron desde una óptica anglosajona y era pertinente escribir una en castellano pues a la barrera que supone la lengua para acceder a las muy completas e interesantes biografías académicas en inglés y no traducidas a nuestro idioma, se le suma la desventaja, para un lector no angloparlante, de que estos trabajos dan por sentado saberes que no son tales por parte de hispanohablantes. Irene Chikiar Bauer crea con su obra un puente necesario para todos aquellos lectores que desean acercarse a la autora británica, sean conocedores o no de las anteriores biografías de Virginia Woolf y de sus obras. En esta biografía se muestran siete años de investigación y se nos invita a compartir la vida y la mente de una de las mujeres más inteligentes, creativas e interesantes del siglo XX.
Imagen | Virginia Woolf
La importancia de Virginia Woolf. La vida por escrito reside en la oportunidad que ofrece al lector no sólo de conocer a la autora británica, sino de recorrer sus obras de nuevo o por vez primera —y también sus lecturas— en el orden que fueron escritas. La biografía está estructurada siguiendo un orden cronológico. Empieza con un análisis de sus ancestros, con las sustanciales diferencias de origen y caracteres de sus familiares maternos y paternos, que ayudan a situar al lector en el mundo en el que nace la escritora. Después de una extensa presentación de sus padres y hermanos, la obra prosigue con el desarrollo de la infancia y la adolescencia de una Virginia que, unida de por vida a su hermana Vanessa Stephen, Nessa, ira formando su personalidad y su destino. En aquellos primeros años de su vida, Virginia conoció la pérdida de su madre y la escritura se convirtió en una importante terapia para sus desdichas. A medida que avanza el ensayo conocemos la búsqueda de un nuevo hogar por parte de la escritora quien reconstruye una familia en la que la desaparición de algunos de sus miembros deja una profunda huella en su personalidad. No se separará de Nessa, quien avanza en la vida dejando de lado su pasión: la pintura, para convertirse en el modelo de mujer propio de su tiempo. Leemos en este ensayo cómo Virginia se debate siempre entre ser madre o ser escritora (p. 216), pues considera que lo uno o lo otro darán un sentido a su vida. El tema de la maternidad, unida a las relaciones íntimas con su marido, Leonard Woolf, se aborda en numerosas ocasiones a lo largo de la biografía. Intentando, por un lado, entender la complicada aceptación de la vida sexual a causa de un controvertido hecho de su infancia que la marcó para siempre. Por otro lado, el miedo de Leonard a que su esposa llegase a convertirse en madre tras varios ataques de ansiedad y continuos problemas nerviosos...
«Casi todo me atrae. Sin embargo se alberga en mí algún buscador infatigable. ¿Por qué no hay un descubrimiento de la vida? Algo para ponerle las manos encima y exclamar: "¿Es esto?" Mi depresión es un sentirme acosada. Estoy buscando: pero no, no es eso… no es eso. ¿Qué es entonces? ¿Tendré que morir sin haberlo encontrado?» Eso (anotación correspondiente al sábado 27 de febrero de 1927), en Diario de una escritora, Lumen, Barcelona, 1981. 
Virginia Woolf. La vida por escrito nos acerca a los orígenes del famoso círculo de Bloomsbury y nos abre una preciosa ventana a las veladas de aquel grupo de intelectuales de su tiempo que sentados junto a Virginia y Vanessa discutían de literatura, economía o política. A medida que avanza el ensayo, Irene Chikiar Bauer va desgranando la creación de las obras de Virginia Woolf, descubriendo los orígenes, sentido y similitudes de éstas con la realidad. Paralelismos que ayudan al lector a entenderlas y observarlas bajo una mirada nueva. Un interesante álbum fotográfico completa la biografía de Bauer sobre Virginia Woolf.
Imagen | Virginia Woolf

POLÉMICA 
Efectivamente, la biografía de Irene Chikiar Bauer nos descubre —como bien apunta Marta Sanz [1]— el lado xenófobo, esnob y clasista de Virginia Woolf, una mujer que tenía prejuicios contra los trastornados mentales (p. 88), los médicos (p. 154), los judíos (p. 187), los alemanes (p. 247), las empleadas domésticas (p. 349) y otros cuantos sectores de la sociedad. No obstante, lo que Marta Sanz parece obviar es que Virginia Woolf decidió acceder a la educación superior —reservada a los varones de clase alta— y cultivarse por cuenta propia cuando su época y posición le permitían dedicarse a dar paseos y ocupar un lugar perfectamente distanciado de la cultura y los saberes; se acercó a las sufragistas (p. 249), mantuvo amistad y relaciones con diversos intelectuales, aprendió a mirar, a conocer y a valorar aspectos del mundo que antes despreciaba —incluyendo el rechazo que sentía por sí misma— y se casó con Leonard Woolf, un judío. Los comentarios discriminatorios vertidos por la escritora británica se refieren a los diarios de los primeros años —primera parte (Cap. I-VI) y primeros capítulos de la segunda parte (Cap. VII-XIX)— y son testimonio de la clase social a la que pertenecía y de la educación recibida.
«Estaba convencida de que los detalles personales disminuían "inmensamente el poder del resto", y también afirmaba que detestaba "a cualquier escritor que hable de sí mismo", aduciendo que adoraba "el anonimato"» Fragmento de Frente al egotismo, la filosofía del anonimato. Capítulo XXXVI - Al correr de los años. 1933 (Virginia Woolf. La vida por escrito), Taurus, 2015.  
Irene Chikiar Bauer revisa minuciosamente los diarios y la correspondencia de la autora británica que llegó a escribir siete cartas diarias, desvelando no pocas facetas de su vida. Por ejemplo, sorprende el lado social y comunicativo de una escritora que siempre se nos ha presentado como una persona introspectiva y replegada en sí misma.
Imagen | Virginia Woolf

AUTORA 
En la segunda parte del libro, que deja atrás ya la polémica suscitada por los comentarios discriminatorios de la escritora británica (Cap. XX-XLIV), hallamos una tendencia a la autocrítica, una mayor regularidad a la hora de escribir sus diarios íntimos y una creciente propensión a escribir artículos periodísticos. Uno de los aspectos más sobresalientes del libro es la inteligencia con que Irene Chikiar Bauer va enlazando la biografía de Virginia Woolf con su concepción del lenguaje y la literatura, con sus novelas y ensayos. Se observa el proceso de evolución de una escritora y una mujer vital. La extrañeza de Virginia Woolf se relaciona con el imperativo de ser una mujer, pero escribir como un hombreUn cuarto propio (p. 601). La consigna de huir del imaginario victoriano del «Ángel del hogar» y la conveniencia de alejarse de todo lo que pudiera convertir la escritura en un sensiblero de emociones.   
Imagen | Virginia Woolf
Irene Chikiar Bauer reconstruye la existencia de la escritora británica y muestra el ir y venir de ésta entre la realidad y la ficción, la extrañeza y la asunción de una personalidad singular y única. Virginia Woolf utilizó experiencias de su propia vida en sus obras, pero —nos advierte su biógrafa— no se puede afirmar que la suya sea una escritura autobiográfica, aunque al contar con todo el material del que disponemos: sus cartas, sus diarios personales, ensayos, memorias... veamos que su literatura tiene que ver con cuestiones que le concernían personalmente. Si en la primera parte de este volumen se recogían los 22 años iniciales de la vida de Virginia Woolf —hasta la muerte de su padre en 1904—, en la segunda parte conocemos el resto de su vida, que transita entre las huellas de la época victoriana y las dos guerras mundiales —entre medias, el mundo se abre al modernismo al que ella misma y el grupo de Bloomsbury contribuyen con su literatura, su filosofía y su arte—. Virginia Woolf se encuentra casi en su totalidad en la obra Fin de viaje (p. 318), un libro que refleja las preocupaciones que mantuvieron en vilo a la escritora a lo largo de toda su vida, escrito 26 años antes de morir: 
«Lo empezó en el verano de 1907 y lo envió a la editorial en 1913, hasta que se publicó el 26 de marzo de 1915. Buscó, como en sus principales libros, experimentar maneras menos convencionales de tratar el argumento y los personajes, lo cual requería salirse de los cánones establecidos. Se puede decir que Fin de viaje refleja las preocupaciones de Virginia Woolf [...] siendo central la cuestión acerca del lugar en la sociedad que ocupaban las jóvenes de su clase. Ya en esa obra señala la necesidad de un cuarto propio para la protagonista, “donde poder tocar música, leer, meditar, desafiar al mundo, habitación que podía convertir en fortaleza y santuario.» Fragmento de La primera novela de Virginia. Capítulo XVII - Al correr de los años. 1914 (Virginia Woolf. La vida por escrito), Taurus, 2015
Aparte de las numerosas menciones a escritores y personalidades del panorama intelectual de la época, Virginia Woolf habla en sus diarios de la guerra, relatando diversos aspectos de la misma: el nazismo, el racionamiento, la falta de combustible, la percepción de que no hay futuro, las dificultades para escribir, el miedo a la locura… Entonces se suceden episodios de crisis que van de la cordura a la locura en el transcurso de sus novelas. Y llega la nostalgia, la despedida de las cosas hermosas y un viernes, 26 años después de dar a conocer su mundo literario en Fin de viaje, Virginia Woolf se despide y dice adiós, hundiéndose en las frías aguas del río Ouse, en 1941.
Imagen | Virginia Woolf

OBRA NARRATIVA
Irene Chikiar Bauer utiliza los textos de Virginia Woolf de tal manera que ni una sola línea es escrita sin haber sido consultada la prueba documental que la confirme [2]. Es su voz, su pensamiento, son sus palabras las que uno encuentra a lo largo de la rigurosa biografía realizada por la periodista argentina. A través de sus numerosos diarios, su correspondencia, sus artículos, sus novelas y sus ensayos descubrimos a Virginia Woolf. La escritora británica prestó parte de su vida a cuatro de sus novelas más emblemáticas: Al faro, La señora Dalloway, Orlando, Las olas.  
Primera novela publicada de la autora, Fin de viaje conforma una sátira de la sociedad británica al tiempo que supone el relato de un viaje iniciático. En ella, apuntaba ya los rasgos que configurarían toda su creación: la ruptura con los esquemas narrativos anteriores y el manejo del llamado flujo de conciencia o monólogo interior; es decir, reflejar los pensamientos del personaje tal como se producen. A ésta siguió ‘Noche y día’, historia de dos amigas cuyas vidas son muy distintas y que trata temas como el matrimonio, la felicidad y el amor. Sin embargo, estas dos primeras novelas pasaron más bien desapercibidas. Sería con la siguiente cuando se iniciaría la etapa de madurez literaria de la escritora. En efecto, ‘El cuarto de Jacob’ presenta una audaz estructura en su sencillez biográfica, pues narra la vida de un personaje pero a través de las mujeres que ha habido en su vida. En este sentido, puede decirse que Woolf ya tiene claras sus inquietudes artísticas.
Al faro (1927), novela clave del modernismo y reafirmación de su autora en el canon del siglo XX, pasa por ser su obra más autobiográfica. Irene Chikiar Bauer lo resume de la siguiente manera: Las ideas y visiones de Al faro convocaban emociones asociadas al recuerdo de sus padres y de su propia infancia, y evocaban los veranos en St. Ives y toda la fuerza de esa realidad perdida. Mientras escribía, Virginia llamaba al pasado y lo fijaba en palabras. Es la quinta novela de la autora y su texto, centrado en la familia Ramsay y sus visitas a la isla de Skye en Escocia entre 1910 y 1920, manipula hábilmente el tiempo y la exploración psicológica. Al faro sigue y extiende la tradición de los novelistas modernistas como Marcel Proust y James Joyce, donde la trama es secundaria respecto a la introspección filosófica, y la prosa puede ser retorcida y difícil de seguir. La novela incluye poco diálogo y casi ninguna acción; la mayor parte de ella está escrita como pensamientos y observaciones. La novela recuerda el poder de las emociones infantiles y enfatiza la transitoriedad de las relaciones adultas. Entre los muchos temas del libro están la pérdida, la subjetividad y el problema de la percepción.
En La señora Dalloway (1925) la escritora británica quiso ‘mostrar lo escurridizo del alma’, pero también, mientras la escribía, sintió que tenía casi demasiadas ideas, quería ‘dar vida y muerte, cordura y locura’, ‘criticar el sistema social, y mostrarlo en funcionamiento, en su forma más intensa’. En esta obra bosquejó un estudio de la locura y el suicidio: ‘El mundo visto por cuerdos y locos, lado a lado’. Allí volcó experiencias de sus propias enfermedades y trastornos psíquicos, también reflexionó acerca de la condición de las mujeres de su época. Las dificultades de la relación entre hombres y mujeres está presente en este libro, lo mismo que su amor por la ciudad de Londres o la devastación que produce la guerra, una problemática sobre la que trata en casi todas sus novelas. Pero, sin duda, una de las cuestiones que ella consideró más importante es que en esta obra logró un gran ‘descubrimiento’, un método que le permitió excavar ‘hermosas cavernas’ detrás de sus personajes, logrando “humanidad, humor, profundidad”. De alguna manera, Clarissa Dalloway actúa como doble de Virginia Woolf; muestra lo que podría haber sido de ella, si la rebeldía a las normas y la pasión por la escritura no hubieran interferido el destino victoriano que había trazado sus padres y la época en la que le tocó nacer”. 
Quiso escribir Orlando (1928) en un estilo burlón, claro y sencillo, de modo que la gente entendiera la novela. El libro, en homenaje a su amiga Vita Sackville West, debía tener un cuidadoso equilibrio entre verdad (hechos) y fantasía (ficción). Pero Orlando es más que un ejercicio brillante y liberador. Gracias a esa novela la autora logró ascendiente sobre Vita, la halagó, y a través de ella tal vez elaboró los celos que le provocaban sus relaciones con otras mujeres. Además, gracias al Orlandoexpresó, en clave literaria, la liberalidad sexual que caracterizaba a los integrantes de Bloomsbury. Suerte de biografía ficcional de Vita, en el libro también se reconocen versiones satíricas de amigos, parientes e incluso a la propia Virginia Woolf ya que recrea aspectos de su propia experiencia como escritora, aborda la problemática de género y alude a cuestiones de la identidad al explicitar que en Orlando, ‘el cambio de sexo modificaba su porvenir, pero no su identidad. 
En Las olas (1931) hizo confluir introspección y aventura estética. En ella justifica su tendencia, siempre presente en los diarios íntimos, a volver al pasado para entender el presente y proyectarse al porvenir. Desde un punto de vista autobiográfico, explicó Las olas como un intento de plasmar una visión o estado mental que tuvo cuando terminaba Al faro, sintiéndose muy desdichada y experimentando el ‘dolor físicamente como una dolorosa ola que se acrecienta sobre el corazón’. También había deseado expresar ciertas visiones: ‘El lado místico de la soledad’. Las olas es un libro de madurez, donde recrea los ‘momentos de vida’ que tanto la habían conmovido de niña; como la vez que no pudo saltar un ‘charco en el sendero’, porque ‘todo de repente fue irreal […] el mundo entero se volvió irreal’. En esta novela quiso expresar ‘la idea de una corriente continua, no solo de pensamiento humano’ sino de la Infancia, aunque dejando en claro que no se trataría de su propia infancia. Se alternan los soliloquios de seis personajes que se conocen desde niños y que conservarán su amistad a lo largo de sus vidas. Características de los personajes se pueden asociar a las de la propia Virginia Woolf, Leonard, Vanessa y otros integrantes del grupo Bloomsbury”.
En tanto que Tres guineas (1938) puede considerarse un alegato pacifista, en sus últimas novelas, Los años (1937) y Entre actos (1941), la referencia a la Segunda Guerra Mundial es ineludible. Una Europa ‘erizada de cañones, cubierta de aviones’ da marco a la última novela de Virginia Woolf. El libro registra la vida social de una aldea inglesa. El tema es afín a su objetivo de relacionar las vidas de sus protagonistas con la mayor parte de la historia del país; y si bien hay una pequeña escena que tiene lugar la noche anterior, la historia se desarrolla durante el transcurso del siguiente día, con los preparativos y finalmente la representación teatral organizada anualmente por los lugareños para juntar fondos para instalar luz eléctrica en la iglesia del pueblo. La obra cuenta con un público que incluye a la pequeña nobleza, a la alta burguesía y a los aldeanos, que además de ver la obra, comparten un refrigerio. Durante los últimos años de su vida, marcada por la guerra y sin poder regresar a Londres, Virginia Woolf convivió estrechamente con la gente de Rodmell, donde tenía su casa de campo. Puede afirmarse que en Entre actos, recreó muchas de sus preocupaciones y temas que la guerra reactualizaba: su amor por Inglaterra, su particular patriotismo ligado a la tradición literaria y al paisaje inglés, sus planteamientos acerca de la vida individual y comunitaria, y sus temores asociados con la guerra. También se refiere a su idea de la imposibilidad de comunicación, aun entre personas que se aman. De hecho, los personajes se unen y se separan consciente o inconscientemente, guiados por afinidades electivas cambiantes, rechazos y atracciones que van dibujando constelaciones que los unifican, o los rescatan, al menos momentáneamente, de su aislamiento. Las diferencias de clase, generacionales, sexuales e incluso ideológicas actúan como fuerzas de atracción y repulsión, que afectan a los individuos, aislados en su propio universo. Además de innovar en el estilo, Virginia intentaba indagar en una problemática de amplio espectro y que abarcaba desde temas acerca del futuro de la civilización, a otros específicamente literarios como la relación entre el autor y su público y los modos de representación.
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Comienza Virginia Woolf su Diario (vol. I) el 1 de enero de 1915. Ya casada con Leonard Woolf y en su casa de Richmond, la autora decidió registrar diariamente sus quehaceres y reflexiones. Era una escritora de genio indiscutible y una mujer atormentada, víctima de una dolorosa depresión que la dejó inerme sólo seis meses después del comienzo de aquellas páginas íntimas. No obstante, volvió a ellas en agosto de 1917. Nada hay más secreto que un diario. Lo que revela siempre explica lo que uno es. ¿Quién no quiere adentrarse en el bosque oscuro de Virginia Woolf, autora de obras que dan luz al siglo xx y que son germen a su vez de miles de novelas y ensayos? Este volumen recoge las primeras reflexiones de la mujer novelista y nos ayuda a comprender los distintos personajes que conforman el gran elenco desplegado en su ficción. A lo largo de sus páginas conoceremos algunos detalles más que seguramente nos pasaron desapercibidos o, quizá, jamás encontramos al leer sus demás obras. 
En Diario (vol. II) se abre la primera nota el 7 de enero de 1920. Virginia Woolf comienza un nuevo cuaderno que da cuenta de su talento como reseñista, articulista, escritora y editora. Su amor a la vida, a sus amigos, a la literatura, a Londres, a sus paseos con Leonard, y a las flores quedan registrados para siempre. Hacia finales de 1923 convenció a su marido Leonard para mudarse al centro de Londres y, finalmente, en marzo de 1924 se trasladaron al n.º 52 de Tavistock Square, en Londres: «Es posible que así sea la vida, pero dudo de que alguna vez logre convencer a L. Y aquí estoy, frustrada y deprimida, dispuesta a enfrentarme a una vida apagada & moderada en las afueras, justo cuando creía que podía avanzar a toda vela porque después de los 40 no volveré a atesorar tantas capacidades, y a mí me importa mucho más que a él perder la vida, porque la vida no significa lo mismo para los dos. ¡Ay!, poder deslizarse dentro y fuera de las cosas cómodamente, estar en ellas, no al borde de ellas.» Asistimos desde un lugar privilegiado a la convicción de Virginia Woolf de que las mujeres deben tener «libertad para experimentar; [...] disentir de los hombres sin miedo a expresar abiertamente sus diferencias». Empezaba a convertirse, sin saberlo, en icono y estandarte del feminismo.
NOTAS 
[1] EL PAÍS: ¿Conocer más o menos a Virginia Woolf?, de Marta Sanz. Crítica literaria del 6 de abril de 2015 [en línea] [Consulta: 23 de octubre de 2015] Disponible en la web.
[2] Los textos que acompañan a las cubiertas de los libros que versan sobre las obras más emblemáticas de Virginia Woolf, Al faro, Orlando, Las Olas y Entre actos, han sido extraídos de distintas páginas de la biografía realizada por Irene Chikiar Bauer.
CHIKIAR BAUER, Irene. Virginia Woolf. La vida por escrito. Taurus, 2015. 952 pp. Virginia Woolf fue una escritora genial y una personalidad enigmática, que sigue cautivando a lectores y escritores y convocando a especialistas. Figu­ra fundamental de la literatura del siglo XX y centro de un grupo familiar, amistoso y cultural fascinante, es también considerada una precursora por el feminismo y los estudios culturales y un sujeto de interés por los curiosos de las vidas que se salen de la norma. Este ambicioso trabajo, tan erudito como ameno, coloca al lector ante el desarrollo de la vida de Virginia y los suyos, permitiéndole asistir, como un espectador en el teatro, al devenir de la escritora tanto en su plano íntimo y privado como público y literario, ambos entrelazados con los grandes acontecimientos políticos y sociales, como las dos guerras mundiales, que tanto determinaron las fluctuaciones y derroteros de la autora de Un cuarto propio. La génesis de sus obras literarias, su labor de editora, su pertenen­cia al grupo de Bloomsbury, sus lazos familiares, amorosos y amistosos, su vida cotidiana, y el atisbo de su mente a menudo perturbada, todo aparece revivido ante los ojos del lector de este libro, que se completa con revela­doras fotografías. Hoy, cuando la imagen de Virginia Woolf ya es parte del merchandising, su casa un atractivo turístico y su vida objeto de múltiples versiones teatra­les, cinematográficas y televisivas, esta primera biografía escrita en caste­llano, en la convicción de que hay historias que deben volver a contarse, ofrece una visión nueva y totalizadora de la más célebre de las escritoras del siglo XX.
Irene Chikiar Bauer es periodista y escritora. Máster en Socio­logía de la Cultura y Análisis Cultural por la Universidad de San Martín –en la que se desempeña como docente–, ha publicado ensayos literarios sobre San Juan de la Cruz (Ejercicio de amar, 1993), Julio Cortázar (A propósito de Rayuela, 1994), Felisberto Hernández (Aproximaciones a un autor, 1995) y Juan L. Ortiz (Un pensamiento realizado de la luz, 1996). Edita la sec­ción bibliográfica de la revista El Arca, en la que colabora regularmente con ar­tículos y entrevistas a personalidades de la cultura, y ha sido columnista en radio, televisión y diversos medios gráficos. Se ha especializado en divulgar la temática de género mediante la promoción de las obras de escritoras y artistas mujeres. En San Antonio de Areco, dirige el grupo cultural “La Commedia” junto con Horacio Bauer, con quien ha fundado la FM 94.1 Clásica Areco,  una Radio destinada a la difusión de la Música Clásica, nació en 2006 en San Antonio de Areco, Buenos Aires.