Latín, una lengua clásica


LATÍN

HISTORIA DE LA LENGUA LATINA 
LA HISPANIA REPUBLICANA
(237 a.C. - 30 d.C.)
El pasado de la Hispania republicana romana equivale al de doscientos intensos años llenos de acontecimientos que culminaron con el sometimiento de casi todos los pueblos de la Península Ibérica al poder de Roma. A comienzos del Imperio, sólo mantenían su autonomía los pueblos del Norte que fueron sometidos bajo el gobierno de Augusto. Este período equivale, por tanto, a la gran aventura que culminó con la primera unidad política de todo el conjunto de los variados pueblos de la Península. Entonces surgió el nombre de Hispania. Sin abandonar la información básica sobre el relato de las condiciones que condujeron a los diversos enfrentamientos militares, hemos pretendido reflejar el conjunto de cambios políticos, administrativos, económicos e ideológicos más importantes que tuvo lugar en ese período. La Hispania de fines de la conquista no era sólo un territorio conquistado; pues lo fue de modos distintos y, a veces, algunas ciudades pasaron a la esfera política de Roma por propia iniciativa. Tampoco Roma aplicó su propio modelo de administración y gestión sin atender a las tradiciones y/o creencias de cada uno de los pueblos indígenas. La habilidad romana para contar desde los comienzos de su presencia en Hispania con la colaboración de las oligarquías locales le liberó de muchos gastos militares y de tener que traer a grandes equipos de cuadros administrativos. La riqueza minera de Hispania estimuló una considerable migración de itálicos que terminaron fusionándose con la población local. Al final del período, comienzan a aparecer los testimonios de hispanos que incluso han accedido al Senado romano.

ÍNDICE

1. Latín para hispanistas
1.1. El latín, lengua indoeuropea
                 - Primera generación de lenguas indoeuropeas
                 - Segunda generación de lenguas indoeuropeas
1.2. Parentesco léxico de las lenguas indoeuropeas      
1.3. Posición del latín entre las lenguas indoeuropeas
1.4. Etapas de su evolución hasta las lenguas romances
           a) Evolución del latín
                 - Orígenes y expansión
                 - El latín vulgar
                 - El latín literario
                 - Pervivencia del latín
           b) Las lenguas románicas
                 - Origen
                 - Documentos más antiguos en lengua románica: siglos IX-X
                 - Primeras obras literarias: siglos X-XIII
2. Nociones introductorias del alfabeto, la pronunciación y el acento
3. Estructuras morfológicas, sintácticas y léxicas y su relación con el español
4. Rudimentos de la técnica de la traducción
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EL LATÍN, LENGUA INDOEUROPEA
El latín es una lengua de la familia lingüística conocida con el nombre de indoeuropea. Por familia lingüística se entiende el conjunto de lenguas que presentan unos rasgos básicos comunes en los distintos niveles o sistemas del lenguaje: fonológico, léxico, morfológico, sintáctico. Estas coincidencias atestiguan un origen común, en una época remota y una zona limitada, a partir de las cuales se producirá la expansión y la posterior fragmentación. A la familia indoeuropea pertenecen el latín y la mayoría de las lenguas habladas en Europa, tanto en el pasado como en el presente, además de algunas de Asia meridional que se extienden por la zona que va desde la actual Turquía hasta la India. Se exceptúan en nuestro continente el finés, el húngaro y el vasco. El origen de esta familia se remonta a hace más de cinco mil años y se sitúa, según la teoría más aceptada, en una zona al norte del mar Negro, entre la desembocadura del Danubio y los montes Urales.
a) Primera generación de lenguas indoeuropeas 
La familia lingüística indoeuropea tiene sus orígenes en una época anterior a la lengua latina. Durante el segundo milenio antes del nacimiento de Cristo, da lugar la que podríamos llamar primera generación de las lenguas indoeuropeas. Aparece ya diferenciada en su mayor parte, y los pueblos que las hablaban se encuentran situados, o a punto de situarse, en sus territorios históricos. Unos pueblos lo hicieron en fecha más temprana, como los hititas de la Península de Anatolia (actual Turquía) o los aqueos, quienes protagonizaron a mediados del milenio la civilización minoica en la isla de Creta y la civilización micénica en la Grecia continental (el Peloponeso); otros pueblos lo hicieron en fecha más tardía como los portadores de la lengua latina, cuya entrada en la Península Italiana se supone no muy anterior al año 1000 a.C., coincidiendo más o menos con la invasión de los dorios en Grecia. Algunas de estas lenguas resultantes presentan un mayor número de afinidades entre sí, lo que hace suponer que en un periodo intermedio los pueblos respectivos ocuparon un mismo territorio o territorios vecinos, y desarrollaron una parecida manera de hablar. De ahí que se distingan diferentes grupos de lenguas indoeuropeas, como las lenguas atestiguadas en la franja central de Italia -el latín, el osco y el umbro- o las atestiguadas en Asia -el llamado grupo indoiranio- o las distintas antiguas lenguas germánicas o eslavas.
b) Segunda generación de lenguas indoeuropeas 
Ya en época histórica, la mayoría de las lenguas indoeuropeas siguieron evolucionando lenta pero imparablemente, transformándose y fragmentándose, dando lugar a las diferentes lenguas indoeuropeas modernas, que constituyen la segunda generación de la familia indoeuropea. Hubo, no obstante, algunas que no dejaron descendencia, al ser sustituidas por otras lenguas dominantes y luego olvidadas. En algunos casos se conoce muy bien la lengua que ha dado origen a estas lenguas modernas, al conservarse su literatura (caso del antiguo indio, del persa antiguo, del griego, del latín); en otros casos, como el de las lenguas germánicas o eslavas, no se conserva ningún testimonio escrito de la primitiva lengua madre común.
c) Parentesco léxico de las lenguas indoeuropeas
En conclusión, nuestra comunidad lingüística europea tiene ya entre tres mil y cuatro mil años de historia; y su origen común, dos mil años más. El eslabón que une las lenguas románicas de España -castellano, catalán y gallego- entre sí y con el resto de esta vieja y gran comunidad es el latín. Para apreciar los lazos de parentesco que unen a las lenguas derivadas del latín, basta hacer un muestreo con palabras de distinta clase -sustantivos, verbos, pronombres, preposiciones, etc.- y comparar los resultados en castellano o francés, junto a la forma latina de que proceden, con los de dos lenguas de otro grupo indoeuropeo, como son el inglés o el alemán.
EVOLUCIÓN DEL LATÍN
a) Orígenes y expansión
El latín aparece hacia el año 1000 a.C. en el centro de Italia, al sur del río Tíber, entre los Apeninos y el mar Tirreno, en una región llamada Latium (Lacio), de donde proviene el nombre de la lengua y el de sus primeros habitantes, los latinos. Junto al latín aparecen las otras dos lenguas del grupo itálico: el osco, al sur del Lacio, y el umbro, al noreste. De las varias formas dialectales del latín primitivo (cada ciudad del Lacio tenía la suya), enseguida acabó imponiéndose la de Roma, a causa de su pronta hegemonía sobre toda la región. Este latín romano se fue extendiendo a medida que se extendía también el dominio de Roma, primero en Italia, más tarde en los países ribereños del Mediterráneo occidental (incluida la Península Ibérica) hasta abarcar finalmente la Europa central, desde las Islas Británicas hasta Rumanía. Tras la caída del Imperio Romano de Occidente, ocurrida en el siglo V, el latín continuó siendo la lengua común de gran parte de este territorio, hasta su fragmentación y transformación en las distintas lenguas románicas (siglos VIII-IX). Son, pues, dos mil años de uso ininterrumpido del latín, desde antes incluso de que Roma existiese hasta después de que dejara de ser la capital del Imperio. Por lo que se refiere a la Península Ibérica, la presencia de la lengua latina duró alrededor de doce siglos (recordemos que la conquista romana se inicia en el siglo III a.C.).
b) El latín vulgar
A este latín hablado, corriente, popular, se le llama latín vulgar. Es una lengua en continua evolución y con diferencias dialectales entre las regiones de la misma Italia, y más aún entre las diferentes provincias del Imperio (así, por ejemplo, puede hablarse de la existencia de un latín hispano, galo, africano, etc.). Al descomponerse el Imperio y empezar la Edad Media, la evolución y fragmentación de la lengua se aceleró y acentuó hasta convertirse el latín en otra lengua, en parte igual y en parte distinta del latín tradicional, a la que ya en el siglo IX empezó a llamarse lingua romana rustica, de donde procede el nombre de lenguas románicas o romances para denominar a las diversas lenguas nacionales a que dio lugar. No obstante, muchas de las diferencias entre éstas y el latín literario ya se habían iniciado en el latín vulgar.
c) El latín literario 
A partir del siglo III a.C. comienza la literatura en latín: y con ella, el latín literario, culto, escrito. Tras un primer periodo de formación que tiene lugar en el siglo I a.C., el latín literario, fijado ya por las primeras gramáticas, se convierte en una de las grandes lenguas literarias de la antigüedad (lenguas clásicas), y como tal, a diferencia del latín vulgar, permanece prácticamente inalterado y unificado a través de los siglos; autores como Cicerón, Virgilio y Tácito, entre otros, dan fe de ello en distintas épocas de la antigüedad. En épocas posteriores, Tomas de Aquino, Dante, Petrarca... Este latín culto, además de ser la lengua de la literatura en sentido estricto, fue la lengua en la que se transmitió todo el legado cultural romano: derecho, ciencia, lingüística, filosofía, etc.
d) Pervivencia del latín 
A lo largo de la Edad Media, el latín siguió siendo lengua de expresión de la cultura y alcanzó una revitalización extraordinaria en el Renacimiento (los humanistas como Erasmo o Luis Vives eran consumados latinistas). Como lengua de expresión culta y científica su uso se mantuvo hasta el siglo XVIII (Descartes, Leibniz, Newton, Linneo); y como lengua oficial de la Iglesia católica se ha mantenido en la liturgia y en sus documentos (en las encíclicas papales, por ejemplo) hasta la actualidad. Ese carácter de vehículo de expresión universal de la cultura, romana primero y europea después, hizo que el latín estuviera presente en los estudios de los niveles medio y superior de todos los países civilizados durante tantos siglos. La presencia en los estudios ha sido además preeminente hasta hace no mucho tiempo. A esta causa se debe también que todas las lenguas europeas, no sólo las lenguas románicas, hayan visto enriquecido su vocabulario con un gran número de palabras de raíz latina (cultismos). Asimismo puede apreciarse en muchas de esas lenguas el mantenimiento del uso habitual de expresiones latinas, no sólo en el nivel culto del lenguaje sino también muchas de ellas en un nivel coloquial.
LAS LENGUAS ROMÁNICAS
a) Origen
El origen de las lenguas románicas hay que buscarlo en ese latín vulgar tardío transformado y fragmentado, bautizado con la denominación de lingua romana rustica en un Concilio del siglo IX (para diferenciarla de las lenguas bárbaras, por un lado, y del latín culto, por otro). Fue éste un proceso que podría calificarse de metamorfosis. Una parte importante del sistema lingüístico latino permaneció en todas las lenguas románicas. Pero hubo cambios (innovaciones y pérdidas) muy sustanciales que afectaron a los distintos aspectos de la lengua: pronunciación, morfología, sintaxis, léxico. El sistema se convirtió en otro, con diferencias también sustanciales entre las lenguas de los distintos reinos medievales. Estas diferencias fueron aumentando con el paso del tiempo hasta la fijación definitiva de las distintas lenguas románicas. Entre las muestras escritas que nos han llegado de este latín y las primeras de las diversas lenguas románicas (siglos VIII-X) hay todavía muy poca diferencia.
b) Documentos más antiguos en lengua románica: siglos IX-X 
Para el castellano, el testimonio documental más antiguo se fecha a finales del siglo X: son las famosas Glosas Emilianenses encontradas en el monasterio de San Millán de la Cogolla, en La Rioja. Se trata de traducciones de palabras y frases sueltas de un texto latino culto (en concreto, un manuscrito con sermones de san Agustín) en la lengua hablada en la Castilla primitiva.
c) Primeras obras literarias: siglos X-XIII 
Las manifestaciones literarias más antiguas en las principales lenguas románicas de la Península Ibérica son:
- Las estrofas en romance, entremezcladas con el texto árabe o hebreo, de las jarchas mozárabe (siglo X)
- El Cantar de Mío Cid en el romance de Castilla (siglos XII-XIII)
- Las Cantigas en gallego-portugués (siglos XII-XIII).
- Las Homilies d´Organya en catalán (siglo XII).
A lo largo de la Edad Media, la similitud que se observa en muchos de los textos románicos primitivos, en los diferentes países que conforman la Romania, va disminuyendo, a la vez que van remarcándose las diferencias, hasta llegar a fijarse gramaticalmente cada una por separado a partir del Renacimiento.

TORO, G del (Ed.) Latín 2 (BUP), Sociedad Española de Estudios Clásicos Francisco Torrent, Madrid, 1976. 334 pp. Esta asignatura tiene mucho de pasatiempo: en ella, como en un rompecabezas, es necesario encajar debidamente las piezas que se nos dan en los textos, de acuerdo con su forma y con el papel que desempeñan en el conjunto. Erróneamente se ha creído durante mucho tiempo que estudiar latín (o griego) no era excesivamente importante y la justificación del estudio de las lenguas clásicas se apoyaba, entonces (de hecho, muchas veces sigue siendo así), en un objetivo externo a ellas y al inmenso patrimonio literario y cultural que las mismas abren. Griego y latín se ven como meros “instrumentos”, instrumentos para adquirir dominio de aptitudes analíticas, de tolerancia hacia el trabajo mental más ímprobo, de obediencia a “reglas” racionales, o a lo sumo para desarrollar competencias metalingüísticas, instrumentos conceptuales, y capacidades metódicas asimiladas a menudo a las de las disciplinas matemáticas...