La cabeza del Dragón, de Ramón M.ª del Valle-Inclán

Cubiertas del libro y el cuaderno de La cabeza del Dragón (Alborada, 1987)
La presente edición de la única obra que el autor escribió para niños reproduce íntegro el texto que de La cabeza del Dragón se incluye en Tablado de marionetas (Madrid, 1930). Farsa infantil de la cabeza del dragón es una obra de teatro infantil en dos actos, divididos en seis cuadros, de Ramón María del Valle-Inclán (1866-1936), estrenada en 1910 y publicada en 1914. En 1926 se reeditó dentro de la trilogía Tablado de marionetas para educación de príncipes
PRÍNCIPE VERDEMAR:
Todos los bufones somos hermanos, pero una misma canción puede tener distintas melodías. ¿Quiere tomarme a su servicio, gentil señora? Mis cascabeles nunca le serán importunos. Si está alegre, repicarán a gloria; si triste, doblarán a muerto. Los gobernaré como gobierna las campanas un sacristán.
INFANTINA:
Poco tiempo durarías a mi servicio.
PRÍNCIPE VERDEMAR:
¿Poco?
INFANTINA:
Si conservas esta rosa puede durar más tiempo en tus manos. ¡Hoy es el día de mi muerte! Para salvar el reino debo morir entre las garras del Dragón.
La cabeza del Dragón, Escena III, p. 64
El humor de la farsa anima a los personajes de esta obra teatral. Tras la apariencia de un cuento de hadas, una bella infantina a punto de ser devorada por un dragón y un valiente príncipe que será su salvador, se esconden muchas referencias históricas de la época de Valle-Inclán, un autor genial y una de las personalidades más interesantes de la Generación del 98.
Imagen del interior del libro y del cuaderno de lectura
Los hijos del rey Mangucián juegan en el patio de armas a la pelota y ésta cae en el torreón donde se encuentra preso por orden del rey un duende. De los tres hermanos el príncipe Verdemar es el único que cumple la palabra que los tres dan al duende: para conseguir la pelota tendrán que liberarle del torreón consiguiendo la llave que tiene su madre la reina. El rey Mangucián tras la captura del duende obsequia a sus hijos con regalos y el regalo más valioso, una espada, se lo concede a Verdemar. Cuando el rey se entera de que el duende ha sido liberado pide que se encuentre a la persona que lo hizo para que reciba como castigo la muerte. Los hermanos del príncipe que saben lo ocurrido piden a Verdemar la espada a cambio de su silencio pero como se niega decide abandonar el castillo porque sabe que sus hermanos van a delatarle. Al salir del castillo Verdemar se entera de que la hija del rey Micomicón será devorada por el dragón de los bosques para salvar el reino de su padre. El valiente príncipe, que ahora se hace pasar por bufón, con la ayuda del duende se bate y vence al dragón que tenía apresada a la Infantina. Consigue la espada de diamantes que dará la muerte al dragón y custodia la lengua del monstruo para dar prueba de su proeza, consiguiendo por fin el premio deseado: la mano de la joven. La obra puede ser leída o representada gracias a sus divertidos diálogos y a la diversidad de sus personajes y situaciones. 
Imagen del interior del libro (pp. 58-59)
La obra se representó en el Teatro de la Comedia, de Madrid, en la denominada Empresa del Teatro de los Niños, creada por Jacinto Benavente, el 5 de marzo de 1910 e interpretada por la compañía de Matilde Moreno. Lamote de Grignon puso música a la pieza, convirtiéndola en Ópera, estrenada en 1960 el Gran Teatro del Liceo de Barcelona. Volvió a representarse en el Teatro María Guerrero de Madrid en 1962, encabezando el reparto María José Alfonso, Manuel Andrés, José Caride y Jaime Blanch, dirigidos por Ángel F. Montesinos. En 1999 Marta Belaustegui protagonizó una nueva puesta en escena junto a Emilio Lorente y Miguel del Amo. La editorial Austral, en su colección Clásica (Serie Teatro), también publicó la obra
 
VALLE-INCLÁN, Ramón del. La cabeza del Dragón. Ed. Alborada S.A. (Colección La Locomotora, nº 6), Madrid, 1987. ISBN: 84-7772-016-9 [Diseño de cubierta de Batlle-Martí] La presente edición reproduce íntegro el texto que de "La cabeza del Dragón" se incluye en Tablado de Marionetas, Madrid, 1930. "¿Habéis advertido, hermanos, cómo esta pelota bota y rebota? Cuando la envío a una parte, se tuerce a la contraria..." Tres príncipes donceles juegan a la pelota en el patio de armas de un castillo.