Los problemas de la filosofía, de Bertrand Russell
«Quien quiera llegar a ser filósofo debe aprender a no asustarse ante los absurdos.» Bertrand Russell
En esta obra Russell expone algunas de las cuestiones fundamentales de toda filosofía o, si se quiere, un brillante ejercicio de introducción filosófica, planteado sobre las bases del elegante y sugerente pensar del autor. Bertrand Russell es uno de esos egregios espíritus cuya obra de pensador, filosófica y matemática, ha dejado huella imperecedera en el pensamiento contemporáneo. Este libro tiene la poca común virtud de gozar del privilegio de ser una obra clásica, de presentarse al lector de hoy con plena lozanía. Pocas veces ocurre que un libro de introducción a una determinada disciplina mantenga el mismo interés a través de los años.
Este libro se publicó en inglés en 1912 (su traducción en 1928). Más de medio siglo después, a pesar de su carácter elemental e introductorio, sigue teniendo lectores adeptos. En el tiempo transcurrido desde entonces, han acontecido dos guerras decisivas para la vida de Europa y del mundo, y el pensamiento filosófico se revistió, con el existencialismo, de una terminología que nos hablaba de muerte, náusea, negación, destino y que cuadraba perfectamente en ese marco bélico. Su Ensayos filosóficos (Alianza Editorial, S.A., Madrid, 2003) recoge varios escritos sobre la ética, la historia y la verdad, de los que revisten singular interés los trabajos dedicados a la exposición y análisis de las concepciones acerca de la verdad y falsedad, tal como fueron expuestas por William James, y a la crítica general del pragmatismo. Esta obra es esencialmente una reimpresión de un libro del mismo título publicado en 1910. Sin embargo, dos ensayos de este volumen, «La religión del hombre libre» y «El estudio de las matemáticas», fueron incluidos en El misticismo y la lógica (Edhasa, 2001), y consiguientemente no se reproducen en el presente volumen. Han sido sustituidos por un artículo sobre la historia y otro sobre «La ciencia y la hipótesis» de Poincaré…
«Sólo los que tienen la práctica de las abstracciones pueden aprender el principio general sin el auxilio de los ejemplos.»