Historia Antigua II: El Mundo Clásico Grecorromano (Primera parte: Grecia en las Épocas Arcaica y Clásica)

¿Por qué te resulta tan familiar el Griego?
Porque la civilización griega nos ha dado la base de la nuestra, nuestro sentido estético, nuestro equilibrio, las más bellas proporciones, el afán de ser mejores...

...el afán de tener mejores leyes, de ser más justos
…el afán de crear, de ser pioneros…
…el afán de investigar, de ser críticos con lo que nos rodea…
…el afán de reflexionar, de ser más inteligentes.  
(Fragmento)
Griego en Bachillerato (por Clara Álvarez)
I.E.S. Celso Díaz Arnedo (La Rioja)
 EL MUNDO GRIEGO
1. Nacimiento de la civilización griega: La edad del Bronce y la “Edad Oscura” 
    1.1. Geografía histórica de Grecia: uniformidad climática y geomorfológica
    1.2. Puntos estratégicos de la civilización helénica (militares y comerciales)
    1.3. Primeras culturas del Egeo: Neolítico / Bronce Antiguo-Medio-Reciente
    1.4. La “Edad Oscura”: Edad del Hierro y épocas griegas
    1.5. Época Arcaica (1200 a.C. – siglo V a.C.): Época Oscura / Fase Arcaica
2. La colonización griega y fenicia del Mediterráneo 
    2.1. Fenómeno colonizador griego
    2.2. Fenómeno colonizador fenicio
3. Grecia en la Época Arcaica 
    3.1. La “Reforma Hoplítica”: Atenas y Esparta en la Fase Arcaica (s. VIII – V a.C.)
    3.2. El caso particular de Atenas (s. VIII – V a.C.)
    3.3. El modelo de polis oligárquica: Esparta
4. Grecia en la Época Clásica 
    4.1. El Mundo Egeo en conflicto (Siglo V a.C.): Guerras Médicas y Pentecontecía
    4.2. La democracia ateniense de Efialtes y Pericles: análisis histórico
    4.3. La Guerra del Peloponeso y sus consecuencias
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NACIMIENTO DE LA CIVILIZACIÓN GRIEGA
LA EDAD DEL BRONCE Y LA “EDAD OSCURA”
1.1. Geografía histórica de Grecia: uniformidad climática y geomorfológica. La Grecia del mundo antiguo era una región más extensa que la Grecia actual. Los elementos geográficos que la integraban eran tres. La Grecia continental (actual Grecia), desde Macedonia, hacia el Sur, incluyendo la península del Peloponeso. Jonia, estrecha franja de terreno, desde el estrecho de los Dardanelos hasta la isla de Rodas. La Isla de Delos, con un santuario dedicado a Apolo, se hallaba en Jonia. Las Islas Cícladas, numerosas islas del Egeo. Desde Tracia hasta Creta, que era una especie de “cerrojo al sur” del ámbito griego, ya que nadie realizaba viajes marítimos más allá de la costa meridional de la isla, sino que se realizaban mediante cabotaje gracias al conocimiento de los accidentes geográficos. La Grecia antigua era un territorio homogéneo con clima y paisaje muy uniformes. La difícil orografía de la zona, tremendamente montañosa, poseía pocos espacios abiertos para el cultivo, que se encontraban al norte (Macedonia, Tesalia) y llanuras importantes al sur (Beocia, Ática en el Peloponeso y la Argónida). A pesar de la pobreza de su escenario físico, Grecia se convertiría en la mayor civilización del mundo antiguo, creando las bases del arte, la ciencia, la política y la literatura occidental. El mar fue un factor fundamental y determinante, debido al cual se dio una perfecta comunicación, con una forma de vida similar y la sensación de sus habitantes de pertenecer a una cultura común y a una misma civilización a la que ellos denominarían “Hellas” (Hélade). Todos estos factores unirían a los griegos, haciendo surgir culturas y civilizaciones que se desarrollarían gracias al esfuerzo, el ingenio, la inteligencia y el raciocinio de estas gentes. La mayor parte de sus actividades se centraban en la mar aunque el aglutinado de pueblos griegos fuera montañés. Los griegos eran expertos navegantes, con capacidad para plantearse grandes empresas, pero paradójicamente poseían también un carácter conservador, cerrado y apegado a su tierra.
1.2. Puntos estratégicos de la civilización helénica (militares y comerciales) El istmo de Corinto. Primera potencia griega hasta la época Clásica. En lugar de doblar la península griega, por sus fuertes corrientes y el largo camino que suponía, se estableció en este istmo un paso para las embarcaciones, que tras ser varadas eran remolcadas por bueyes hasta el otro lado y dispuestas para seguir su navegación. Cualquier embarcación de cabotaje debía bajar hasta la punta del Peloponeso y bordear el Cabo de Madea para llegar a la isla de Corcira. Con el tiempo surgió Corinto (ciudad–estado) que se apropió del servicio marítimo y se encargó de hacer la función de arrastre, cobrando por ello un peaje. Se llegó incluso a construir un canal, que aún seguía en pleno rendimiento en el siglo I d.C. En época del Imperio de Nerón fue terminado, permitiendo así llegar hasta Corcira, ahorrando el esfuerzo a griegos y a romanos. El estrecho de los Dardanelos y Bósforo. Las ciudades asentadas allí se convirtieron en importantes y poderosas polis. Grecia a partir del siglo VIII a.C. se expandió por las orillas del Mar Negro, llamado por ellos Ponto Axenos (“mar inhóspito”), debido a las tormentas y la poca hospitalidad de los indígenas. Luego será Ponto Euxino (“mar hospitalario”), ya que en sus costas se fundaron decenas de colonias griegas. Este punto estratégico ponía en contacto el Mar Negro y el Mar Egeo. La isla de Corcira (Ithaca). Su secreto residía en que si algún griego deseaba dirigirse hacia la Magna Grecia o el occidente Europeo, esta isla era su última escala (Corinto–Corcira). Fue una polis importante, próspera y de gran riqueza, como Corinto. A ellas se le debe añadir la mítica Troya: polis de gran importancia estratégica y leyenda histórica.
1.3. Primeras culturas del Egeo: Neolítico / Bronce Antiguo-Medio-Reciente. En la Edad del Bronce surge la escritura en Grecia (en Micenas y Creta), pudiéndose rastrear las raíces de la civilización griega. Neolítico (5000 – 3000 a.C.) La invasión de los Pueblos del Mar supuso la finalización de la Edad de Bronce y el comienzo de la Edad del Hierro (1200 a.C.). En el Neolítico, en las llanuras del noreste, se centró la población: Tell Nea Nikomedia (Macedonia), Sesklo (Tesalia), Dhimini (Neolítico tardío), asentamientos protourbanos de economía cerealista, basada en el trigo y la cebada. Finalizó en el 3000 a.C. Bronce antiguo (3000 – 1950 a.C.) Las áreas preferentes para el asentamiento eran las islas Cícladas, Creta y el Peloponeso. Los poblados basan su economía en el cereal, la vid y el olivo. Es una época sin objetos de bronce, siendo éste sólo de uso estilista y de lujo. Los materiales ordinarios siguen siendo el hueso, la piedra y la arcilla. La cultura cicládica es considerada la primera del Bronce griego. La civilización cicládica se estableció en las islas de Tera, Naxos y Paros. Hoy islas casi desiertas, hace 5000 años, las Cícladas tenían unas condiciones económicas muy buenas, con suelos fértiles, buena pesca y una producción ganadera importante, que dio lugar a un nivel económico notable. El trabajo de la piedra y el metal hizo sobresalir a estas islas, siendo la primera área en que se utilizaron utensilios metálicos. Los objetos que les caracterizan son los llamados idolillos cicládicos, muy esquemáticos, fabricados en mármol y siendo la gran mayoría figuras femeninas relacionadas con la fecundidad. Final del Bronce antiguo. Los asentamientos cicládicos en su mayoría fueron destruidos y oleadas de pueblos indoeuropeos, los protogriegos (1950 a.C.), se mezclaron con la población indígena. Posiblemente fueron quienes destruyeron las poblaciones cilcládicas. Llegaron desde Tracia, hasta el extremo meridional griego y hacia Jonia. Bronce Medio (1950–1550 a.C.) Se dieron cambios y elementos nuevos, tales como la utilización masiva del bronce y la aparición de la cerámica miniada, con un barniz que intenta imitar el aspecto metálico del bronce. Las Cícladas dejan de ser el área preferente de los asentamientos y pasa a serlo la isla de Creta, desarrollándose la cultura minoica. En Asia Menor, el asentamiento más floreciente será Troya. Los palacios cretenses se destruyen hacia 1700 a.C. debido a desastres naturales, pero son reconstruidos de forma más esplendorosa que antes, lo que indica una cultura floreciente y próspera. Bronce Reciente (1550–1200 a.C.) Pleno desarrollo de la escritura en el Egeo. Se dan tres tipos: Jeroglíficos (restringido al sur peninsular y Creta: el “disco de Festos”, que se leía de dentro hacia fuera); Escritura lineal A (signos y palabras griegas, difundida en todo el ámbito griego); Escritura lineal B (escritura avanzada, la única descifrada) Ventris y Chadwik la descifraron a principios del siglo XX. 
Creta y la cultura minoica (1550–1400 a.C.) Creta es el centro floreciente del Egeo. Bastantes de las islas Cícladas dependían de ella. El término talasocracia hace referencia a un poder sobre el mar, un imperio marítimo, basado en las rutas comerciales y en una potente armada. Una de las islas dominadas por los cretenses era la isla de Tera, destruida y reducida a la mitad por una explosión volcánica en la isla. En ella se ha encontrado el yacimiento de Akrotiri, donde los habitantes aparecen sepultados por la lava, al igual que en Pompeya. Creta extendió su influencia por todo el Egeo por medio de la talasocracia, con un dominio cultural y comercial. Consiguieron dominar la práctica totalidad de las islas del Egeo y parte de la península. En las pinturas y túmulos cretenses nunca aparecen guerreros ni armas, porque no existía la autoridad militar, era una cultura caracterizada por la paz y la tranquilidad. El palacio más importante de la Isla de Creta era el de Knossos, un edificio enorme, lleno de habitaciones distribuidas en varias plantas (de donde surgió la leyenda del laberinto y el minotauro). El porqué de tantas habitaciones, es que era en el palacio donde se centraba la actividad económica, jurídica y religiosa. Las primeras excavaciones de Hissarlik fueron llevadas a cabo por H. Schliemann y E. Evans, este último restauró el palacio sin objetividad alguna e inventó muchos de los salones reconstruidos, aunque las piezas utilizadas para ello si fueron originariamente minoicas. El faraón Mentu influyó sobre Creta con su culto al toro, desarrollándose así un culto totémico a este animal. En el Palacio de Festos se han encontrado enormes tinajas, llamadas Pythoi. Están muy bien conservadas, se almacenaba en ellas trigo, cebada, vino y aceite. Existen otras formas para conocer el aspecto de los palacios, los sellos. Ejemplo de un sello: Representa un edificio de tres plantas, coronado con los “cuernos de la fertilidad” y rodeado por una cerca de madera con dos grandes puertas (aunque no se han encontrado restos de muros de piedra). Se observa también una figura masculina presidiendo el palacio, puede ser el rey de la zona o el dios protector de la ciudad. El sello está fechado hacia 1450 a.C., fecha en que los palacios minoicos fueron destruidos, quizás causado por movimientos sísmicos o ataques de los griegos micénicos, pero nunca volvieron a ser reconstruidos, señal de debilitamiento. El final de la civilización minoica llegará con la destrucción del Palacio de Knossos. 
Micenas  y la cultura micénica (1400–1200 a.C.) La última civilización de la Edad de Bronce fue la micénica. En el Peloponeso se estaba desarrollando desde 1600 a.C. En el centro y el sur de Grecia, en poblaciones como Corinto, Tebas o Tirinto se expandió la civilización micénica por la cuenca mediterránea. Micenas fue la ciudad más importante y es el yacimiento mejor estudiado. Era una civilización de ciudades–estado, que nada tuvo que ver con la civilización minoica. Los poblados micénicos eran poblados–fortaleza construidos sobre un promontorio, con un punto mejor defendido, la Acrópolis, perfectamente amurallada. La anchura de las murallas de la ciudad de Micenas era tal que podía realizarse la ronda sobre ellas y poseía una Puerta de los Leones que estaba defendida a los flancos. El palacio real o Wanax, tenía un vestíbulo llamado Megarón, donde se recibía a los súbditos y se realizaban los banquetes y la ciudad disponía de una estructura circular, la necrópolis, que ha dado lugar a una polémica referente a si la muralla discurría o no por el exterior de la misma. La tumba micénica (Tholos) estaba compuesta por un corredor de entrada, al fondo del cual se encontraba un pórtico por el que se accedía a una cámara circular donde se encontraban las tumbas de inhumación. Solían estar cubiertos por un montículo de tierra, sin embargo, hubo otros más majestuosos, como “la Tumba de Atreo”, con dos cámaras, una más pequeña con paredes cubiertas por una falsa cúpula y un corredor reforzado con piedras.
Escritura micénica 
– Jeroglífico. Restringido al sur peninsular y Creta: Ej. “disco de Festos”, que se leía de adentro hacia fuera.
– Lineal A. Signos y palabras griegas, difundida en todo el ámbito griego.
– Lineal B. Escritura avanzada, descifrada a principios del siglo XX por Ventris y Chadwik.
La Cultura Micénica comerció con varios puntos del Mediterráneo, como Fenicia, Chipre, Sicilia y la Magna Grecia. La exploración por parte de los griegos comenzó en la Edad de Bronce, siendo uno de sus asentamientos más importantes la ciudad de Troya, que se sitúa en Jonia, a la entrada de los Dardanelos. En el mundo antiguo, la línea de la costa estaba más cerca del asentamiento que en la actualidad, situándose a 1 kilómetro de la ciudad, y hoy día a 7 kms de la costa, al resguardo de un río en el fondo de la bahía, una magnífica protección para los barcos. El asentamiento fue descubierto por el investigador británico Frank Calvert en la colina de Hissarlik. Schliemann comenzó a excavarlo a fines del siglo XIX, junto a su discípulo Dorpfe. Encontraron 9 estratos de los XII existentes, sucesivas ciudades que ocuparon la colina y que databan desde principios del III milenio a.C., hasta el siglo V d.C. Los 7 primeros estratos son las Troyas de la Edad de Bronce. El aspecto actual de la colina es el de un Tell. El estrato 8 es el emplazamiento de la Edad del Hierro y el estrato 9 pertenece a la época romana.
1.4. La “Edad Oscura”: Edad del Hierro y épocas griegas. A partir del año 1200 a.C. el bronce empieza a escasear y el hierro pasa a ser el material por excelencia. La época que se abre a continuación se denomina “época griega” en sí misma y se subdivide en tres fases o períodos: desde la Época arcaica (1200 a.C. – V a.C.) con su Época oscura (Homérica, XIII – VIII a.C.) y su Fase arcaica (VIII – V a.C.); a continuación, una Época Clásica (s V a.C. – IV a.C.) en la que se dio el mayor desarrollo de la civilización griega y en la que tuvieron lugar las Guerras Médicas (expediciones de castigo de los Persas contra Grecia); y, finalmente, la Época Helenística (323 a.C. – 30 a.C.) que supuso la transición del mundo griego al romano, en la que Alejandro Magno es el personaje protagonista. 
1.4.1. Las fuentes de Época arcaica (1200 a.C. – V a.C.) en la Edad Homérica o Época oscura (XIII – VIII a.C.) Poesía. Sobre todo la épica, que representa los recuerdos más antiguos. Fija el mundo coetáneo de los poetas. Combinando la poesía y la arqueología se consiguen bastantes datos sobre una época poco conocida, “oscura”, por su desconocimiento y su decadencia. A partir del siglo XX, esta época deja de ser tan oscura, y descubrimos que no fue tan decadente, por ello, hay quienes prefieren denominarla época Homérica. La literatura como fuente de información llega allí donde la arqueología no puede. En el caso de la Ilíada o la Odisea, no sirven para comprender la guerra de Troya, pero sí nos es útil para comprender los problemas entre Troya y sus vecinas. La literatura nos documenta sobre su estilo de vida, sus sentimientos, qué comían, cómo utilizaban las herramientas, se nos describen las ciudades. Era un mundo que cambiaba lentamente. La Arqueología clasifica la “Edad Oscura” en tres fases: Sub-micénica, Proto-geométrica y Geométrica. 
La Sub–micénica. En esta fase, la cerámica es una mala copia de la micénica. Hecha a mano o con moldes de mala calidad. En este período, se dejaron ver los efectos de los “pueblos del mar” y sus invasiones. Se estabilizó la población griega y se definieron las tres estirpes: la población de los Dorios (los invasores), en la península, Creta y sur de Jonia; los Jonios, en las Cícladas, Jonia y Ática; en el norte los griegos Eolios. Proto-geométrico. Contiene innovaciones (torno y pincel múltiple) Cerámica buena y muy bien decorada. Fundamentalmente se realizaban en el cementerio de Dypilon, en Atenas. Recipientes usados para el consumo, y con función funeraria, reuniendo en su interior las cenizas del difunto. Al estar el Egeo aislado se produjo una decadencia del uso del bronce (ya que no se podía importar estaño para su producción). Pasó a ser un objeto de lujo por su difícil comercialización y comenzó a explotarse el hierro. Época Geométrica. Decoración geométrica de todo el objeto y aparecen dos motivos decorativos más: se representa al ser humano y a los animales. No aparecen imágenes vegetales. Las escenas más repetidas son las carreras de carros y los funerales. Se reanudan los contactos con el exterior a partir del año 900 a.C. Los responsables de estos contactos fueron los Fenicios, que introdujeron y difundieron en el Egeo nuevos elementos como los templos, santuarios que nada tienen que ver con los templos minoicos o micénicos. Son el germen desde el cual evolucionará el clásico templo griego (construidos en madera) A fines de este período comienzan a aparecer los templos pétreos. No era el lugar donde se acudía a rezar, sino el lugar donde residía el Dios. Aparece un nuevo tipo de escritura, el alfabeto fenicio, que nada tiene que ver con la cultura griega. Los griegos aprendieron el alfabeto fenicio en los puertos de comercio, el Líbano o Chipre. A finales de la época geométrica aparecen “La Ilíada” y “La Odisea”, atribuidas a Homero. Las poleis se irán adaptando a la orografía de Grecia, fundándose una por valle, llegando a darse el “sinecismo”: varias poleis que se hallan en un valle y se unen para dar lugar a otra más grande (Atenas, Esparta). La expansión Griega les llevó en el año 750 a.C. hasta Nápoles. En la Época Oscura, la sociedad era de tal forma política que, junto al sentimiento de la polis, existe el sentimiento de oikós, que es el sentimiento de familia, formada por los padres y sus descendientes sanguíneos, seguidos por los esclavos o libres que dependen del jefe del oikós. La aspiración del oikós es la autarquía, o sea, una unidad económica que consumía lo que producía. Pero todo aquello que no producían, como el metal o la madera, debía ser comprado. La riqueza de un oikós se basaba en la explotación de la tierra, el ganado y el thalamos (bodega–tesoro), la reserva material, el almacén del oikós. Lo más peculiar de la polis era el fuerte sentimiento de comunidad existente. Las poleis no estaban regidas por reyes, sino por oligarquías controladas por familias importantes y sus órganos de gobierno de gobierno se dividían en tres: la asamblea popular, el consejo y el rey. La asamblea popular, era donde se reunían los ciudadanos, politoi. Siendo pocas veces convocada (sólo para los asuntos más trascendentes) y sin poder ejecutivo, ya que quienes tenían la última palabra eran los basilei, los aristócratas. El Consejo era la institución más importante de la Edad Oscura. Órgano consultivo del rey, en la práctica era la reunión oficial de la oligarquía y donde se decidían los asuntos de la polis. El título de rey era honorífico, pero sin un contenido real de poder. Homero le denominaba basileus. Era el general de la polis, el que realizaba las ofrendas en nombre de la comunidad, el juez supremo y el poder ejecutivo del Consejo. Con el paso del tiempo todo esto cambió sustancialmente.
1.4.2. La Época arcaica (1200 a.C. – V a.C.) en su Fase arcaica (s. VIII – V a.C.) El suceso más importante de esta época fue la colonización del Mediterráneo. Fenómeno por el cual un grupo numeroso de habitantes del Egeo fundaron una serie de nuevas pólis mas allá de sus confines, en el Mediterráneo y el Mar Negro. El fenómeno de expansión griega abarcó un extenso territorio y se desarrolló durante un extenso espacio de tiempo (750 a.C. hasta fines del siglo VII a.C.) En esta expansión se vieron implicadas docenas de poleis griegas, calculándose unas 150 nuevas colonias fundadas por ellas. Los elementos básicos de la civilización griega se expandieron por las colonias (moneda, escritura, cultivo de la vid y el olivo, y tornos de cerámica) también las magistraturas, el senado, las formas políticas y órganos de gobierno griegos. Los pueblos griegos se pusieron en contacto con los pueblos indígenas del Mediterráneo (Celtas, Íberos, Libios, Egipcios, Escitas, Tracios, Frigios, Etruscos, Fenicios, etc.) e hicieron que estos pueblos evolucionaran más rápidamente. 
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LA COLONIZACIÓN GRIEGA Y FENICIA DEL MEDITERRÁNEO
COLONIZACIONES MEDITERRÁNEAS 
2.1. Fenómeno colonizador griego. Al ser Grecia una civilización urbana, el fenómeno colonizador de las metrópolis creó nuevas ciudades a imagen y semejanza suya por todo el Mediterráneo. Las nuevas poleis eran totalmente independientes, aunque mantenían lazos de amistad con su fundadora. Estas colonias eran fundadas no sólo por intereses económicos sino también sociales. Este tipo de colonia era denominado apoikía, la colonia de carácter económico era el emporion, y la colonia totalmente dependiente de su metrópolis era la cleruquía. Se dieron dos fases de colonización en Grecia:
Primera fase (750 – 650 a.C.), con tres metrópolis protagonistas: Corinto, Calcis y Eretria. Las dos zonas más colonizadas fueron la isla de Sicilia y la Magna Grecia. Estas colonias fueron fundadas por Calcis y Eretria en la costa Siciliana e Italia para monopolizar el hierro etrusco y el cereal de la campaña. Corinto, por su parte se hizo con el control de la isla de Sicilia, para explotar el cereal de ésta, a través del puerto de Siracusa.
Segunda fase (650 – finales de siglo VI a.C.), con dos metrópolis protagonistas: Mileto y Megara. En esta segunda fase la motivación comercial cobró mayor importancia y la colonización se centró en el Mar Negro, la Propóntide, y la costa de Tracia. Las colonias más antiguas fueron Pitecusa y Cumas, en la bahía de Nápoles. Por el Mar Negro se expandió Mileto y, en menor medida, Megara. Buscaban pesca por la inmensa riqueza del Mar Negro, lo pescaban, conservaban y exportaban. Otra función de muchas de las colonias fue la explotación de los campos de trigo escitas (los mayores del mundo antiguo). Los megarenses controlaban el acceso al Mar Negro, ya que las ciudades asentadas en el paso del Bósforo habían sido fundadas por ellos. En otras zonas del Mediterráneo también hubo colonias, pero sin llegar a la masificación de la Magna Grecia o el Mar Negro. Estas colonias fueron Naucratis, en el Delta del Nilo o en la costa de Cirene donde fueron fundadas varias ciudades por parte de Thera, un territorio rico en cereales. Otro lugar fue el sur de la Galia y el Norte de la costa mediterránea de Hispania, como Emporium, fundada por los habitantes de Massillia. Comúnmente los historiadores manejan cinco grandes conjuntos de colonias: El conjunto Calcense y Eubea / El conjunto de colonias de Mileto / El conjunto colonial Corinto / El conjunto colonial Acaense / El conjunto colonial Focense.
2.2. Fenómeno colonizador fenicio. ¿Cómo era la civilización fenicia? A principios del I Milenio Fenicia podría definirse como un conjunto de ciudades–estado que recibía grandes influencias de los egipcios, los europeos micénicos y los hurritas. Creándose así una civilización heterogénea. Destacaban tres ciudades–estado: Biblos / Sidón / Tiro. Estas tres ciudades se convierten a fines del I Milenio en importantes centros comerciales gracias a la decadencia egipcia y la retirada progresiva de los indoeuropeos presentes en la zona. Serán ciudades totalmente volcadas al mar. Los fenicios, sobre todo, explotaban la madera de cedro del Líbano, la púrpura y las cerámicas, recibiendo a cambio importantes materias primas. La colonización fenicia se divide en dos fases expansivas. En una primera fase intervienen todas las ciudades fenicias, centrándose en islas cercanas como Chipre, Rodas y Creta. Colonización anterior al año 1000 a.C. La presencia fenicia no conlleva la creación de colonias, tan sólo el intercambio de productos en pequeños puertos o almacenes. En una segunda fase ya sólo interviene Tiro. La colonización se desarrolla en zonas alejadas: Norte de África, sur de Iberia, islas del Mediterráneo Occidental (Baleares, Córcega, Cerdeña y Sicilia) y trajo consigo la fundación de ciudades de gran importancia: Cartago, Útica, Gades y Lixus (Marruecos) Las cuatro fundaciones antiguas en torno al año 1000–900 a.C. En el 800 a.C. eran ya grandes centros comerciales y económicos. Toda la costa norte africana fue muy colonizada, pero los tiros, desde Fenicia y hasta más allá de las torres de Hércules, fundaban colonias, factorías y puntos de abastecimiento. Buscaban sobre todo metales, plomo, carbón y hierro, encontrándolo en Sierra Morena.
La conquista de Fenicia a partir del siglo VIII a.C. hizo que las ciudades–estado cayeran bajo el poder de Asiria, produciéndose un bloqueo, al aislar a las colonias de sus metrópolis. Comenzó entonces la carrera por el control de las posesiones tirias. La ciudad de Cartago se hizo con el control de las colonias.
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GRECIA EN LA ÉPOCA ARCAICA
ATENAS Y ESPARTA ENTRE LOS SIGLOS VIII Y V a.C
3.1. La “Reforma Hoplítica”: Atenas y Esparta en la Fase Arcaica (s. VIII – V a.C.) Se generalizan las tiranías y los legisladores. Estos gobiernos se desarrollan durante siglo y medio: 650–500 a.C. Quizás las únicas poleis que no conocieron este sistema de gobierno fuesen Esparta, Calcis, Eretria y Allina. Estas tres últimas participaron activamente en la colonización, con unas fuertes oligarquías, debido a su poder económico. El caso de Esparta es diferente. Desde sus comienzos tuvo un gobierno militarizado y muy centralizado. Aprovechando la debilidad de las clases gobernantes, muchos individuos instalaron tiranías, introduciendo la idea de que el pueblo debía formar parte del gobierno de la ciudad. Nadie antes había planteado este sistema de gobierno. Estos gobiernos surgen por distintas causas. Entre los siglos VIII y VI a.C., hubo una grave crisis agraria que afectó a los pequeños propietarios, amenazados por los latifundistas y oprimidos por las poderosas oligarquías. Para el pequeño campesino esta situación se manifestaba ante el riesgo de perder su parcela o el problema del hambre, la deuda y la esclavitud. El aristócrata era cada vez más rico y el campesino, cada vez más pobre, lo que conllevó a un descontento social. Paralelamente nace una clase media (artesanos y comerciantes), que junto con los colonizadores se convierten en personas ricas: fletaban barcos o poseían pequeñas propiedades. Se estaba produciendo una nueva estructura social en la que la clase social más próspera seguía siendo la de los latifundistas, excluyendo a todo aquel que no fuese aristócrata. Bajo ellos se situaban los comerciantes y artesanos, y el último estamento estaba configurado por campesinos no emigrados, con múltiples problemas. Junto a ellos, los esclavos, que aumentaron en n.º con las colonizaciones, pasando a ser un medio de producción.
Los factores que provocaron la pérdida de unidad de la aristocracia fueron las reivindicaciones, tanto por parte de la clase media, como por parte de los campesinos y las clases bajas. Los campesinos pedían una mejora en su situación, mientras que las oligarquías les necesitaban para defender la ciudad. La guerra no sólo era competencia de los aristoi (aristócratas), ya que eran las clases bajas las que participaban en las batallas. A partir del siglo VII a.C., las polis ya no basaban sus guerras sólo en la caballería, sino que se incorporó a las clases medias como fuerza de choque, como infantería ligera o pesada (hoplitas). Las colonizaciones provocaron una progresión de la flota naval, necesitándose cada vez más grandes y rápidas. La única manera de aumentar la velocidad era aumentar el número de remos, construyéndose naves de incluso 300 remeros. Las naves comerciales y de los ejércitos se vieron modificadas. Los remeros eran reclutados entre las clases más bajas. Según las leyes, si un individuo exponía su vida para defender a su patria, ésta le otorgaba voz y voto para participar en las decisiones del estado, elevándosele a la categoría de ciudadano. Para los griegos, participar en la guerra era un derecho, pero sobre todo un honor.
Los dos grupos sociales se unieron en torno a tres posturas: la abolición de las deudas, una nueva distribución de las tierras, y la participación activa en la política. El tirano resultó ser aquel individuo que para llegar al poder defendió y cumplió estas tres peticiones a cambio del apoyo de las clases bajas. Los rasgos que caracterizan a tiranos y legisladores están muy definidos. Como hemos dicho, el acceso al poder se debió al cumplimiento de estas tres peticiones. Mientras los legisladores llegaban al poder mediante el consenso por parte de todos los ciudadanos, el tirano accedía al mismo por un acto violento, un golpe de estado, y como tenía un apoyo incondicional se mantenía en el poder. La stasis era el ambiente a punto de que estallase una revuelta popular. Los legisladores tenían la función de hacer públicas las leyes: nomoi, de carácter oral y sólo conocidas por los aristócratas, copiándolas en tablas de bronce, que eran colocadas en los lugares públicos. Con esto se tendía hacia el buen orden o eunomía, y la justicia o diké. En la Época arcaica, el gobierno de un tirano era un “buen gobierno”, ya que solucionaba los problemas de / a los habitantes. Tiranos y legisladores no consiguieron una sociedad más justa, pero acostumbraron a los ciudadanos a regirse según las leyes. “Que sean las leyes y no las personas las que nos gobiernen” era el lema de Sócrates, pues fue por su creencia firme en ellas que acató su mandato.
3.2. El caso particular de Atenas (s. VIII – V a.C.) Tras la reforma de Clístenes y la victoria contra los persas, Atenas pasa a convertirse en una polis de primer orden, en la máxima potencia. Las razones de este cambio fueron dos. Un enorme equilibrio interno, económico y político, progresando en bienestar los más desfavorecidos. Los atenienses hicieron un notable esfuerzo por lograr cierto igualitarismo. La expansión de la influencia ateniense en política y comercio se dio por toda la Cuenca Mediterránea y fue debida a la victoria ateniense sobre Persia, quedando como cabeza de una gran confederación de estados. Respecto a la democracia ateniense, podríamos hablar de democracia en el sentido que los griegos daban al término, pero, desde nuestro punto de vista, era un régimen con sombras, pues sólo una minoría tenía derecho a las asambleas. Además, no aceptaban la disidencia política, castigando a todos aquellos que no coincidiesen con los ideales de la democracia griega. (sirva de ejemplo Sócrates). Sería poco comprensible, sin embargo, que los atenienses impusieran a sus aliados una auténtica tiranía, por lo que finalmente acabó por convertirse en una república de oradores. En el ámbito interno se dio un consenso a partir de Clístenes al que llegarán los nobles y el pueblo ateniense (demos, población), reconociendo la superioridad de los nobles en la actividad política, económica y guerrera a cambio de unos beneficios: la demos elegía a los nobles que debían gobernar, las diversas clases sociales participaban en las asambleas y el pueblo podía ser miembro del ejecutivo. Esto se tradujo en: el areópago (tribunal de primera instancia); el arcontado (arcontes), que eran los generales del demos y los aristoi; la ecclesía (asamblea y principal fuente de poder).
En el ámbito externo, gracias a su victoria y a ser la líder de la confederación, Atenas encontró unos fondos económicos inagotables. De ahí que pudiera llevar a cabo los ideales democráticos. Su alianza Ático-Délica acabaría provocando en el futuro la Guerra del Peloponeso. La organización social ateniense estaba dividida en tres grupos fundamentales, los ciudadanos, los metecos y los esclavos. El ciudadano no lo era por habitar en un lugar determinado (de hecho los metecos y los esclavos participaban de la misma residencia). Los ciudadanos eran todos los hombres libres, hijos de padre y madre atenienses que habían cumplido los diecisiete años. El joven ciudadano era empadronado tras una detallada investigación sobre su origen, y en caso de notarse falsedad en los datos, se le confiscaban los bienes y perdía la libertad. Los metecos eran todos los habitantes del Ática que no tenían derecho a la ciudadanía, en su mayoría extranjeros domiciliados. Muchos de los metecos eran artesanos, pero la mayoría se dedicaba al comercio, que no estaba bien visto socialmente, pero que pasó a ser una fuente de riqueza para muchos. Lo que conocemos como esclavo, era una institución que variaba de modo considerable y significativo en las diferentes partes del mundo griego. En su gran mayoría, los esclavos eran prisioneros de guerra, y estaban sometidos a las tareas que su amo les encargara. Éste podía castigarlos, pero en Atenas estaba prohibido darles muerte. Según Finley, que aclara que el trato no fue igual para todos los esclavos griegos, les estaba permitido contraer matrimonio y poseer cierto capital propio. “En Atenas se ve claramente la separación entre las distintas categorías legales: la distinción entre hombre libre y esclavo, lo mismo que entre ciudadano y no ciudadano, es bien nítida y quedan eliminadas las categorías intermedias.” (Finley, 1984) En lo que respecta a la educación, en Atenas el tema era objeto de los mayores cuidados. Se trataba de que los niños alcanzaran un desarrollo favorable tanto de su cuerpo como de su espíritu. La enseñanza era privada, por lo que las clases aristocráticas eran las mejor educadas. Desde los seis años, los niños asistían a la escuela, donde aprendían diversas actividades como la lectura, la escritura, los versos que relataban las historias de sus antepasados e incluso aprendían a tocar instrumentos musicales. A los dieciocho años, el joven ingresaba en el ejército y a los veinte años, después de un juramento, adquiría la plena ciudadanía. La educación para la política estaba reservada exclusivamente a los descendientes de las familias aristocráticas, por lo que gran parte de los cargos políticos quedaban reservados a esta clase por una cuestión de formación.
3.3. El modelo de polis oligárquica: Esparta. La polis se remonta al año 900 a.C. A orillas del río Eurotas, al sur del Peloponeso, ya existía una pequeña ciudad–estado. Desde el punto de vista étnico, los espartanos eran griegos dorios. Esa pequeña comunidad no poseía diferencias desde el punto de vista institucional, con una asamblea de guerreros, otra de ancianos y un consejo de notables. El único rasgo diferenciador en esta época era que existía una monarquía dual. Desde esta época comenzaron a configurarse los rasgos sociales espartanos. El más importante era que un pequeño grupo de ciudadanos tendría mayor peso específico frente a otros grupos sociales “inferiores” o “sometidos”. Estos últimos serán producto de la conquista espartana de los territorios del entorno. Los grupos sociales se dividían en tres: Los homoioi (“iguales”), para los que trabajaban los ilotas y los periecos. Para ser homoioi se necesitaba tener los dos padres ciudadanos de pleno derecho y haber sido educado en la agogé, la educación pública (a partir de los 7 años), con el objetivo de conseguir mejores soldados. Sólo los más fuertes podían superar las pruebas para ser aceptados en la agogé. Los periecos eran habitantes de las primeras comunidades sometidas por Esparta en la llanura del Eurotas. Eran dorios que recibían la consideración de hombres libres, pero sin derechos políticos y los encargados de “los servicios básicos” de Esparta (agricultura, ganadería, artesanía, comercio, etc.) A cambio de protección era un “grupo social sometido” pero leal a Esparta. Formaban parte del ejército espartano como infantería ligera. Los ilotas eran ciudadanos sometidos de las llanuras de Mesenia y Arcadia, conquistados entre el siglo VIII y VI a.C. Tenían una consideración social de “siervos del estado”, eran los esclavos públicos. Su situación era terrible, se dedicaban a los trabajos más penosos, al servicio de los periecos. Hubo contingentes de ilotas en el ejército espartano como infantería ligera. La conquista de Mesenia y Arcadia explica que Esparta no participase en el movimiento colonial.
La constitución espartana. Llamada rethra, la constitución espartana era un texto muy antiguo que los espartanos sostuvieron que había sido diseñado por Licurgo. Poseía cuatro instituciones: Monarquía dual, Éforo (Magistrados), Gerusía (Asamblea de notables), Apella (Asamblea de guerreros). La monarquía dual estaba formada por jefes del ejército hoplita, era de carácter hereditario y vitalicio. Sólo hubo dos familias en el poder: los europompides y los agias. Eran los primeros entre los iguales, los homoioi, siendo también los jefes religiosos. Pero estaban continuamente controlados por las instituciones. Las funciones de estos dos reyes eran parecidas a las de los cónsules romanos: mientras uno marchaba a la batalla al frente del ejército, el otro permanecía en Esparta defendiéndola. El Éforo era una institución de cinco magistrados con doble función: encargarse de la vigilancia de los monarcas y guardar la constitución. Tenía gran capacidad de crítica contra sus monarcas, y era también la encargada de supervisar la Agogé, el calendario religioso y era la reguladora de la vida pública. La Gerusía era el órgano consultivo de los monarcas, compuesto por 28 miembros o gerontes (ancianos), hombres muy experimentados entre los que habría que incluir a los dos monarcas. Sus funciones eran: actuar como tribunal de justicia y preparar el orden del día en la Apella (asamblea de los homoioi, cuyas funciones eran: elegir a los éforos, decidir sobre la política exterior y sobre los asuntos propuestos por la Gerusía o el Éforo).

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GRECIA EN LA ÉPOCA CLÁSICA
LAS GUERRAS MÉDICAS Y LA PENTECONTECÍA
4.1. El Mundo Egeo en conflicto (Siglo V a.C.): Guerras Médicas y Pentecontecía. ¿Qué fueron las Guerras Médicas? Dos expediciones de castigo de los persas sobre Grecia. Esta guerra arrancó al mundo griego de la Época Arcaica para introducirle en la Época Clásica. Las fuentes existentes son: Heródoto, historiador griego nacido en Italia y Diodoro de Sicilia, que fue cronista de buena parte de las Guerras Médicas. De otra envergadura fueron los cronistas atenienses coetáneos a la guerra, como Esquilo o el poeta Píndaro. El expansionismo persa fue debido a la política exterior de sus reyes en el último tercio del siglo VI a.C., con Ciro I y Cambises como sus máximos representantes y abarcarían el siglo V a.C. en manos de Darío I:
Ciro I (559–529 a.C.) Fue fundador de la dinastía y artífice de la unificación de las tribus persas y medas. Realizó la conquista de Babilonia y Asiria. Estando él en el poder los estados del entorno comenzaron a alarmarse. Entre ellos Egipto, Fenicia y el rey de Lidia, Creso (amo y señor de las ciudades jónicas) que se enfrentó a Ciro, siendo derrotado en la batalla del año 526 a.C., convirtiéndose así Ciro I en el rey de Jonia.
Cambises (529–522 a.C.) Hijo de Ciro I. Se limitó a continuar con la expansión territorial de su padre. Conquistó Egipto y Libia. No hizo ninguna expedición más, pero creó una flota mercenaria fenicia con el objetivo de defender las costas del Imperio Persa.
Darío I (522–485 a.C.) Cuando accede al poder continúan las conquistas. Intentó expandirse hacia el territorio de los escitas, al norte, pero fracasó. Pocos años después tomó el estrecho de los Dardanelos, Tracia y las islas jónicas (Samos, Lemnos y Lesbos).
Todo el Imperio fue organizado en grandes provincias (satrapías persas), con un nombre cada una, y al frente de ellas un delegado personal del rey. En el año 499 a.C. los griegos jónicos secundaron una revolución contra la dominación que duraría hasta el año 493 a.C. Las causas de la rebelión fueron económicas. El tributo anual era muy gravoso y sus competidores comerciales (fenicios y chipriotas) se hicieron con el control económico y comercial. En la acrópolis Jónica, se expulsó del gobierno a las oligarquías locales y se crearon tiranías con gobernantes persas (guarniciones armadas persas). La revolución se llevó a cabo por la escasa guarnición en Jonia y el fracaso militar en Escitia. A la cabeza se situaron Mileto y Naxus. Darío terminó con la rebelión en cinco años, durante los cuales los Jonios, enviaron mensajeros con peticiones de ayuda a las otras polis griegas. Sólo respondieron dos: Atenas, que mandó veinte naves y Eretria, que mandó cinco (fue una ayuda más bien testimonial). Esparta no respondió a la petición, lo cual acabaría pagando. Atenas, sin embargo, se benefició de la ayuda. Los griegos no tuvieron una respuesta conjunta. Cada pólis apoyó a la facción que más esperanzas de victoria o beneficios podrían retribuirle. Se enviaron dos expediciones de castigo, la primera en el año 492 a.C. y la segunda en el 480 a.C. Esta última alcanzó el corazón de la Grecia continental.
Guerras Médicas (siglo V a.C.) La prosperidad e independencia de Grecia en la primera mitad del siglo V a.C. se vio interrumpida por los proyectos imperialistas del poderoso imperio persa. Ambos pueblos procedían de un mismo tronco etnolingüístico, pues ambos eran indoeuropeos. El elemento detonante de la guerra fue la rebelión de una colonia griega en Asia Menor que no soportó las condiciones del dominio persa: Mileto. La rebelión de Mileto fue apoyada militarmente por Atenas, pero finalmente fue sofocada. Darío, el soberano persa, juro venganza por la participación de Atenas en contra de su imperio. Esta es la causa detonante de la guerra, pero existen elementos más profundos que pueden haber causado el conflicto, como el choque de dos sociedades poderosas militarmente como los griegos y los persas.
En los textos de Heródoto se comprueba como la necesidad de territorio, la idea expansionista persa, se ve frenada por los griegos y la confrontación se hace inevitable. Tras la rebelión jonia, Darío se vio obligado a recuperar sus territorios de Tracia (al oeste del Bósforo) para reforzar sus posesiones occidentales y controlar algunos abastecimientos, especialmente de metales y grano, de las ciudades griegas. Después de ese fortalecimiento, lanzó su primer ataque naval contra Atenas en el año 490 a.C. “Los persas desembarcaron en Maratón, y allí, entre las montañas y el mar, los atenienses, gracias a la unión de una táctica diestra, una moral elevada y una competencia física, los obligaron a retroceder hasta sus barcos. Tras estos sucesos, y durante diez años, Atenas se vio libre para ocuparse de sus defensas y preparar tanto el futuro de toda Grecia como el suyo propio.” Heródoto es el historiador de la antigüedad indicado para extraer información a cerca de la guerra contra los persas, ya que fue casi un testigo contemporáneo de ellas. Según él, los persas enviaron seiscientas naves a la batalla de Maratón y las cifras que da con respecto a las muertes en ambos grupos son dudosas dada su notoria diferencia (“seis mil cuatrocientos bárbaros y ciento noventa y dos atenienses”). 
Maratón fue la primera gran derrota de los persas frente a los griegos, pero no hubo intervención de los espartanos, que envió refuerzos cuando la batalla ya había concluido. Darío murió sin poder vengar su derrota en Maratón. Lo sucedió su hijo Jerjes, que tras de reprimir una sublevación egipcia, destinó todas sus fuerzas a preparar un ataque contra los griegos. En 480 a.C. partió de Sardes con un poderosísimo ejército y se dirigió a través de Tracia, Macedonia y Tesalia con el fin de atacar Atenas por el norte. El ataque fue tanto terrestre como marítimo. Los espartanos se enfrentaron con ellos en el paso de Las Termópilas, pero fueron derrotados numéricamente. Mientras se libraba la batalla de Las Termópilas, otro ejército griego situado al norte de la isla de Eubea se enfrentaba con resultado indeciso a las flotas navales persas. Entretanto, los persas habían saqueado Atenas e incendiado la Acrópolis; los habitantes de la ciudad se refugiaron en las islas de Salamina y Egina. El siguiente gran enfrentamiento fue el de Salamina, donde las flotas navales griegas vencieron contundentemente a las persas, que las triplicaban en número. Tras la derrota, Jerjes se retiró de Grecia. 
“Cuando Jerjes se percató del desastre que había sufrido, ante el temor de que algún jonio pudiera sugerir a los griegos la idea de zarpar hacia el Helesponto para destruir los puentes, o de que se les ocurriese a estos últimos por su cuenta (con lo que se vería bloqueado en Europa y en peligro de muerte), empezó a proyectar su huida.” 
A pesar de su huida, Jerjes dejó en Tesalia un poderoso ejército al mando del general Mardonio para seguir combatiendo. En al año 479 a.C. los griegos, a las órdenes de Pausanias (rey de Esparta) y Arístides (ateniense), reunieron un ejército que venció a los invasores en la batalla de Platea. El mismo día, las naves persas que habían logrado escapar de Salamina fueron derrotadas en Micala, frente a la isla de Samos. Aunque los griegos habían desalojado a sus enemigos del territorio continental, la guerra marítima continuó en el mar Egeo y en las costas de Asia Menor. El jefe espartano Pausanias desalojó a los persas de Chipre y sitió Bizancio, pero dominado por la codicia, pactó con los enemigos, por lo que fue destituido y condenado a muerte. Esparta, que no era una potencia naval y no deseaba proseguir con la lucha en territorios asiáticos, y cuando se enteraron que sus tropas iban a estar en manos del ateniense Arístides, se retiraron. El jefe ateniense reunió unas doscientas ciudades con las que formó la Confederación de Delos, cuyos integrantes debían contribuir con dinero, naves y soldados. Atenas confió el mando de sus flotas a Cimón, quien durante cerca de veinte años prosiguió la lucha contra los persas. Logró expulsarlos del Egeo y de la mayor parte de Asia Menor. La Paz de Cimón puso fin a las denominadas “Guerras Médicas”. La importancia de las guerras contra los persas radica en los grandes logros que obtuvieron los griegos, pero especialmente los atenienses. Las grandes victorias durante la guerra, pusieron a Atenas en una situación hegemónica con respecto a las otras polis griegas. Además de su supremacía militar, se había perdido el miedo al poderoso Imperio Persa que comenzaba a debilitarse. Las ciudades griegas de Asia Menor fueron liberadas, y la navegación a través del Mediterráneo fue exclusiva de los griegos. 
Desde mediados del siglo VI a.C., se produce una profunda transformación en el mundo de las poleis. La tendencia que cada ciudad–estado tenía hacia la autonomía política y autosuficiencia en su abastecimiento, se debilita cada vez más. Bravo explica que además, la época de las tiranías en la etapa arcaica había demostrado que era necesaria la intervención de polis fuertes militarmente, como el caso de Esparta, para recomponer el orden. Aunque Esparta no conoció regímenes tiránicos, estuvo siempre amenazada interiormente por los grupos no privilegiados de su sistema: los ilotas. 
“Por esta razón Esparta era la primera interesada en contar con el apoyo militar exterior ante una potencial rebelión interna en el Peloponeso, que minaría las bases económicas de su peculiar sistema político.” 
Hacia el fines del siglo VI a.C. empezaron a estrechar relaciones con las poleis más cercanas a su territorio (como Tegea, Corinto, Megara). Este grupo de ciudades que se formaba fue por intereses mutuos y la hegemonía era espartana, y su inicio se corresponde también con una serie de intervenciones espartanas en el Ática. Este grupo se denominó la Liga del Peloponeso. 
“Esparta había concertado con cada uno de los estados–miembros que serían integrados en un tratado multilateral que estipuló los derechos y obligaciones de los coligados.” 
En cuanto a Atenas, la guerra contra los persas, tuvo un gran significado en la conformación de la Liga Helénica. Si bien todas las poleis habían intervenido de alguna manera en el conflicto, se había notado la superioridad de Esparta y de Atenas. El miedo a una nueva serie de ataques persas dio lugar a la conformación de una agrupación de ciudades denominada Liga Helénica. Esta liga estuvo comandada particularmente por los espartanos, pero el nacimiento de la Liga de Delos en torno a Atenas, y la ya existente Liga del Peloponeso, hicieron que la Liga Helénica no tuviera los resultados esperados. Dada la mayor coincidencia de intereses entre los atenienses y los jonios, estos grupos se mantuvieron unidos después de la guerra contra los persas y se juraron mutua defensa ante nuevos ataques. Ante la evidente superioridad de Atenas con respecto a los otros integrantes, su hegemonía fue inevitable y el grupo fue denominado Liga Ática, pero los estados pertenecientes fueron declarados iguales. El control de las finanzas de la Liga fue confiado a un grupo ateniense. En el momento de su máxima expansión hacia mediados del siglo V a.C., la Liga Ática estaba formada por poleis de seis diferentes áreas regionales griegas: Ática (Atenas y la isla de Salamina), Asia Menor (Mileto, Éfeso, Colofón, Halicarnaso, etc.), islas del Egeo (Eubea, Rodas, etc.), ciudades del Helesponto, colonias y ciudades de Tracia (Estagira, Abdera, etc.) y colonias y ciudades de la Calcídica (Samotracia, Potidea).

SÍNTESIS
PRIMERA GUERRA MÉDICA
(492–490 a.C.)
El primer paso hacia la guerra lo dio el rey persa, Darío I. Dos expediciones de castigo sobre Grecia. La primera tuvo lugar en el año 492 a.C., resultando un total fracaso, por causa de una fuerte tormenta que detuvo la expedición. La segunda se desarrolló en el año 490 a.C., con un mayor número de efectivos. Atravesó el Bósforo, bordeando la costa e invadiendo Ática desde Beocia, al norte. La flota Persa iría acompañando al ejército terrestre, de manera que se juntaran en el Ática. Atenas, en un principio, estaba dividida. Había dos facciones. La de Demistocles, arconte desde 493 hasta 492 a.C., cuya política era la de expulsar a los Persas no sólo de Grecia, sino de toda la costa mediterránea, para lo cual debían construir una gran flota. Pero en la Ecclesía ateniense se encontró con un contrincante, Milcíades, que decía que el instrumento no era el enfrentamiento naval, sino la batalla terrestre, con Hoplitas. Al final, fueron las tesis de Milcíades las que triunfaron. Demistocles, estaba apoyado por los comerciantes y Milcíades por los terratenientes, y campesinos. Esparta no se puso a la cabeza de los Hoplitas, aunque su rey Cleomenes apoyaba la política antipersa. Darío I envió emisarios a todas las polis griegas proponiendo un pacto de no-agresión. Las polis de Macedonia, Tesalia y Beocia se mostraron favorables a un pacto con Persia. Tebas y la capital de Egina se mantuvieron neutrales. El ejército invasor desembarcó en Maratón, cerca de Atenas. Allí mismo se librará la batalla entre Atenas y Platea contra Persia. Esparta llegó tarde a la batalla, influidos por los malos augurios. Fue una contundente victoria para los Griegos, pese a la abismal diferencia en número de tropas. No era lo mismo combatir con un ejército de ciudadanos, dispuestos a defender sus hogares, que luchar con mercenarios, a los que solo les movía la codicia.
SEGUNDA GUERRA MÉDICA
(480 a.C.)
Darío I había muerto. Le sucedió en el trono su hijo Jerjes. En principio reacio a invadir Grecia, tuvo que enfrentarse a la rebelión de varias satrapías, como la de Egipto. Mientras, en Grecia. Milcíades ya había muerto, por lo que las tesis de Demistocles serían por fin escuchadas, lo que conllevó una mejora de la flota, convirtiendo el Pireo en un macro puerto. Con esto, Atenas, dejó de ser una polis campesina y se convirtió en una ciudad mercantil y marinera. Se creó una confederación marítima, la Liga de Corinto, ya que en esa isla es donde se produjo la reunión. Los políticos atenienses propusieron que fuese Esparta la que encabezase la jefatura militar, Atenas sería la cabeza política de la federación. No participaron las poleis de Tesalia, Beocia, Egina, ni Delfos, desprestigiando su oráculo. Los persas utilizaron la misma táctica. Avanzaron hacia Tesalia, con dos victorias, una de ellas, la del paso de Las Termópilas, donde murió el arconte espartano Leónidas y la batalla del Cabo Artemisio, donde la flota persa venció a la ateniense. Batalla naval de Salamina (480 a.C.) donde la flota ateniense, conocedora del terreno, arrinconó a los persas. La siguiente batalla fue la de Platea, donde los espartanos vencieron definitivamente a Jerjes. Y como enfrentamiento final se dio la batalla de Micale, donde la liga marítima destruyó la flota persa. Los griegos jonios se rebelaron y así los persas fueron expulsados de Asia Menor.
CONCLUSIÓN DE LAS GUERRAS MÉDICAS
Gracias a la actitud de ayudar a los jonios, Atenas consiguió una alianza estrecha con Jonia. Esparta, en cambio, tuvo problemas en el Peloponeso. Después de la guerra del Cabo de Micale, no hay paz oficial. Ésta tendrá lugar el año 449 a.C., con la Paz de Calias. Calias era un magistrado ateniense. Las Guerras Médicas tuvieron una repercusión importante, pero, pese a que duraron medio siglo, las Guerras Médicas se dividen en cuatro batallas: Maratón, Salamina, Platea y Micale. Entre las Guerras Médicas y el principio de la Guerra del Peloponeso (30 años de guerra entre Esparta y Atenas) limita el siglo V a.C. Hubo una época de “paz”, un intervalo que Tucídides definió con el nombre de Pentecontecía (Micale 479 a.C. – Peloponeso 430 a.C.) Desde el propio análisis hecho por este historiador quedó claro que la Pentecontecía era un período que explicaba las causas que llevaron a la Guerra del Peloponeso. Durante la Pentecontecía la protagonista fue Atenas porque esta ciudad nos ha dejado más información que cualquier otra polis y porque Atenas arrastró inevitablemente al resto de las poleis griegas. 
4.2. La democracia ateniense de Efialtes y Pericles: análisis histórico (siglo V a.C.) Tras las reformas de Clístenes, el siguiente personaje importante en la evolución política de Atenas fue Efialtes, quien introdujo importantes cambios en la constitución ateniense. Aparentemente, después de la guerra contra los persas el Areópago recuperó ciertas atribuciones en el gobierno de la ciudad. “Esto implica que el viejo Consejo había usurpado algunas funciones, de las que había quedado virtualmente relegado tras las reformas de Clístenes.” Hacia 462 a.C. Efialtes convenció a la Asamblea sobre la necesidad de tomar medidas contra el creciente poder del Areópago. Lo que el político Ateniense logró al expulsar a algunos de sus miembros, recuperando las atribuciones administrativas que había tomado dicho órgano y privándolo de sus atribuciones políticas que fueron distribuidas hacia la Asamblea, el Consejo de los 500 y los tribunales populares. De esta manera, el Areópago perdió todo su poder hasta que fue recuperado por la oligarquía en 404 a.C. Las reformas de Efialtes tuvieron una reacción política importante que le costó la vida, a manos de algunos aristócratas expulsados del Areópago. Para esa época había cobrado importancia en la escena política Pericles (arriba). Hijo de un importante militar ateniense llamado Jantipo, Pericles gobernó Atenas durante más de treinta años (de 460 a.C. a 429 a.C.) y nunca quiso ser arconte, prefiriendo compartir con nueve personas más el cargo de estratego, para el cual fue elegido quince veces. Realizó diversas reformas que llevaron a la democracia ateniense a su máximo esplendor. 
“El objetivo primordial de estos cambios era lograr una mayor participación de ‘todos’ los ciudadanos en las tareas de gobierno, aunque la cuarta clase soloniana (thetes) quedó de hecho relegada del ejercicio de las magistraturas importantes (arcontado) y los cargos que requerían una alta cualificación profesional (estrategas); en cambio los ‘zeugitas’ (tercera clase) tuvieron acceso al arcontado desde 457 a.C.” Pericles también organizó una serie de colonias agrícolas y comerciales fuera del Ática, con el fin de disminuir el exceso de población en Atenas. En previsión de una guerra contra Esparta, fortificó la ciudad de Atenas y el puerto del Pireo. Bravo define el gobierno de Atenas durante la época de Pericles como “democracia radical” o “directa”, pero aclara que no todos los elementos de la población tenían la posibilidad de formar parte del gobierno de la ciudad y dice (citando a Finley) que “de todos modos el control de la democracia quedó en manos de un reducido grupo social que acabó convirtiendo al sistema en ‘demagogia’.” (Finley, 1984) 
Durante el gobierno de Pericles se produjo un florecimiento de todos los aspectos de la cultura, que hizo de Atenas un de los principales centros artísticos y culturales de su época. Principal tema de discusión con respecto a este período de la historia de Grecia es el denominado “imperialismo ateniense”. Existen autores que afirman que no puede denominarse “imperio” al tipo de dominio que ejerció Atenas, mientras que otros afirman que puede ser denominado “imperio económico”, como lo afirma Finley. Lo cierto es que “las polis implicadas no perdieron su autonomía política sino que, en teoría sólo vieron hipotecada su política exterior.” En su obra “La Grecia Antigua: Economía y Sociedad”, Finley dedica el capítulo segundo a hacer un análisis económico del Imperio Ateniense, el autor firma que no pretende restar importancia al aspecto político del imperio, ni que el aspecto político y el económico no se encuentren relacionados, pero la cuestión económica fue la primordial en las relaciones exteriores atenienses y el factor con el que se impuso principalmente, que se encuentra a su vez íntimamente relacionado con el elemento militar. “En cualquier estudio del imperio ateniense hay que considerar juntas las dos categorías (servicio militar – naval y tributo), porque juntas fueron manipuladas por Atenas durante la mayor parte de la historia del imperio.” Según Finley, cuando se fundó la Liga, los miembros se dividían entre los que colaboraban financieramente y los que lo hacían con barcos y tripulaciones. Con el paso del tiempo, el segundo grupo de fue reduciendo hasta que quedó integrado sólo por dos poleis. Por lo tanto, parece correcta la definición que hace Finley del imperio ateniense como un imperio económico, ya que los tributos de los miembros de la Liga fueron su principal sustento.
EL IMPERIO ATENIENSE EN ÉPOCA DE PERICLES
(SIGLO V a.C.)
La Guerra del Peloponeso, posee gran importancia, ya que marca un gran cambio en el rumbo de la civilización griega. “El año 431, en el que se inicia la Guerra del Peloponeso, representa el final de un período, la Pentecontecia, que, gracias a una serie de circunstancias reales, unidas a la elaboración ideológica que se hizo de la misma, ha llegado a ser simbólica de una gran parte de las características que suelen atribuirse a la Grecia Clásica. La Guerra del Peloponeso significó un giro decisivo en la historia de Grecia, tanto si la consideramos en sus aspectos políticos y militares, como si lo hacemos desde los sociales y económicos. Indica en efecto la decadencia de la ciudad como marco esencial de la civilización griega, y su sustitución posterior, durante el siglo IV a.C., por nuevos marcos, en particular por la monarquía, que será la forma predominante durante la época Helenística.” (Naquet, 1986)
Al finalizar la guerra del contra los persas, las ciudades griegas estaban divididas en dos grandes grupos, las de la Liga del Peloponeso, encabezada por Esparta y la Liga Ática, encabezada por Atenas. Según relata Tucídides, la principal causa de la Guerra del Peloponeso fue el miedo de los espartanos al poderío ateniense. El historiador explica la votación de los lacedemonios, acusando a los atenienses de haber violado un tratado con Esparta. “Los lacedemonios votaron que el tratado había sido violado y que se debía hacer la guerra, no tanto porque hubieran sido persuadidos por los discursos de sus aliados como porque temían que los atenienses se hicieran más poderosos.” Existían muchas diferencias entre ambas ciudades-estado griegas; en lo político, existía una clara rivalidad entre las ciudades jónicas, apoyadas por Atenas y los gobiernos aristocráticos dorios apoyados por Esparta y en lo económico, la expansión comercial de Atenas mermaba los intereses espartanos. El “imperio ateniense”, basaba su poderío en sus flotas marítimas, consideradas las mejores y más eficientes desde la guerra contra los persas y por lo tanto, dominaba la mayoría de las ciudades marítimas. Por su parte, Esparta dominaba gran parte de las ciudades del interior y confiaba en sus equipos terrestres. La Guerra (431 a.C. – 404 a.C.) duró veintisiete años y concluyó con la derrota de Atenas. Según el análisis de Tucídides, la guerra constó de tres etapas fundamentales: la primera duró diez años y se inicia con la invasión del Ática por los espartanos y se prolonga hasta la paz de Nicias; la segunda etapa duró siete años y fue un período de relativa calma que se caracterizó por la expedición a Sicilia en la que los atenienses atacan a los espartanos en una de sus colonias principales; y la tercera etapa es la conocida como Guerra de Decelia, que termina con la victoria y el agotamiento general de toda Grecia.
Durante la Pentecontecía, el mundo griego formó el mayor mercado común prehelenístico que se haya conocido. Fue un período de paz, con una expansión territorial caracterizada por la expansión de las ideas y no de la conquista militar. Y se crearon sistemas de alianzas que beneficiaron a todo el mundo griego. El Imperio ateniense arrancó a partir de la Liga de Corinto, estableciendo una symmachia (alianza) y convirtiéndose en un arché (imperio). Tras la victoria, la Liga de Corinto no se disolvió, cambió su nombre y aumentó sus aliados, manteniendo su objetivo de controlar a los persas. Esparta rechazó la oferta de seguir siendo la cabeza militar de la Liga y la abandonó junto con sus aliados. Los Jonios, entonces, ofrecieron el liderazgo a Atenas, la cual aceptó. La federación se conocería entonces bajo el nombre de Liga Ático-Délica y sus objetivos no cambiarían, estableciéndose, eso sí, unas condiciones: Todas las poleis serían consideradas iguales, existiendo el compromiso de protegerse mutuamente. Atenas ofrecería todo su poderío naval y el resto de aliados aportarían anualmente lo que pudieran, con dinero o con ejército. La Liga nació con un carácter dual. Por un lado Atenas y por el otro el resto de poleis, no existía un igualitarismo real. Atenas era el hegemón y pasaría de 30 a 300 miembros. Las poleis se llenaron de estelas donde se representaba a la diosa Atenea, saludando con un gesto de amistad al dios local. La Liga se transformó en un Arché, cuando en 449 a.C.,los persas y la Liga firmaron la Paz de Calias. Pero la liga no se rompió por la mera voluntad de Atenas, que se hizo con el poder total: La caja de Delos la trasladaron a Atenas, quien pidió, además, una contribución monetaria anual, marcando los propios atenienses la contribución a pagar. Atenas dispuso que los conflictos entre aliados se resolvieran en la propia Atenas. En general, un 90% de los aliados consintieron los cambios, ya que la alianza reportaba más beneficios que pérdidas. Las poleis que no aceptaron los términos, como Eubea o Samos, se rebelaron contra Atenas, siendo duramente reprimidas. Los atenienses crearon las cleruquías, colonias atenienses en zonas estratégicas, para dominar el Bósforo o el estrecho de los Dardanelos y regiones con tendencia a sublevarse. Pericles tenía dos motivos para desarrollar el Imperio: No perder la posición de privilegio y el prestigio de Atenas, conseguido en las Guerras Médicas, y utilizar los fondos de la Liga para costear los gastos de la ciudad de Atenas, como el Partenón. El imperialismo ateniense provocó la Guerra del Peloponeso, enfrentándose a los aliados espartanos, eminentemente agrícolas y pobres, convirtiéndose estos en los “libertadores de Grecia”.
4.3. La Guerra del Peloponeso y sus consecuencias. El período de cincuenta años que sucedió a la guerra contra los persas y abarcó hasta el comienzo de la Guerra del Peloponeso (431-404 a.C.), recibe el nombre de Pentecontecía. Durante este tiempo se formó el “Imperio ateniense”, que afectaría a todo el mundo griego. Fue la causa profunda que precipitó a los griegos a una guerra entre ellos. Para Atenas, estos fueron los 50 mejores años de su historia, gracias sobre todo a Efialtes y Pericles. Muchos autores coinciden al afirmar que el declive del poder de la civilización griega se da como consecuencia del desgaste del sistema que produce la Guerra del Peloponeso. El siglo IV a.C. sería el marco temporal en el que la crisis de la polis se haría ya presente.
“Si algo caracteriza al siglo IV a. C. es ante todo la guerra. El estado de guerra se convierte casi en permanente. De 431 a 338 a. C., es decir, durante casi un siglo, el mundo griego conoció casi constantemente la guerra generalizada, al margen, por supuesto, de los conflictos locales.”
(Naquet, 1986)
El primer síntoma de la crisis que se hace presente es el fracaso del imperialismo de Atenas, que había resultado exitoso durante el siglo V a.C. “Atenas no quería renunciar a la hegemonía que había obtenido, pero no tenía la suficiente fuerza para defenderla contra la revuelta encabezada por Esparta en la Guerra del Peloponeso. A su vez, la victoria de Esparta inauguró su propia y breve hegemonía a partir de 413 a.C.. Tebas y Atenas se liberaron de esa hegemonía en los años siguientes a 380 a.C. (siglo IV a.C.) A partir de entonces, “ninguna ciudad–estado obtuvo la hegemonía ni la coordinación de la defensa regional.” (Mann, 1997) Según la teoría de Mann, la caída de la antigua Grecia tuvo una forma militar y hacia 360 a.C. incluso Esparta había comenzado a reclutar hoplitas mercenarios (no eran ciudadanos ni estaban comprometidos con los asuntos políticos de las polis) y esto “debilitó la democracia interna de la polis. Además los costes de la guerra de hicieron cada vez más altos, tanto que ya ni las grandes poleis se los pudieron permitir. Dos tipos de jefes militares fueron teniendo cada vez más poder: el general tirano mercenario y los reyes de las zonas del norte, que podían movilizar grupos armados sin tantos costes financieros (o políticos) como las poleis del sur.” Mann afirma que “en ese momento, algunos grupos aristocráticos empezaron a traicionar a la democracia y a iniciar negociaciones con los nuevos agentes de poder”. Esta etapa llega a su fin cuando Filipo, rey de Macedonia logra establecer una eficaz red de poder que permitiría a su hijo desarrollar una idea imperialista que se encuentra con las ya debilitadas poleis griegas que pronto se vieron sometidas.
BIBLIOGRAFÍA 
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FUENTES HISTÓRICAS
Heródoto. Historia. Gredos, Madrid, 2000 [ver también Cátedra, 2006]
Tucídides. Historia de la Guerra del Peloponeso. Gredos, Madrid, 2000.