Los antiguos cántabros

Este breve ensayo aborda el tema de los pobladores cántabros dentro del proceso histórico que se produjo en la Península Ibérica entre los siglos VIII a III a.C., conocido como “romanización”. Se tratan en él aspectos fundamentales de la población, tales como el territorio y los modos de vida y elementos romanizadores o genuinos de los pobladores cántabros.
Debido a la expansión romana en la Península, los cántabros y los romanos toman contacto por vez primera en el siglo I a.C. Al menos esta es la fecha que recogen las fuentes. Dado que no existen pruebas arqueológicas que daten la existencia de un contacto anterior a la fecha señalada, la tomamos como referente del mismo. Los cántabros eran un pueblo ganadero, de dieta sencilla y sobria. No conocían la agricultura y era ágrafos. Las noticias que tenemos sobre los cántabros provienen de escritores latinos, quienes nombraron a estos indígenas hispanos en sus escritos con motivo de las Guerras Cántabras. Los cántabros aprenden a cultivar, escribir y desarrollar el comercio gracias a los romanos. Según las fuentes, existieron nueve ciudades donde estos vivieron. La más desarrollada era la de Iulióbriga, que ocupaba un territorio más extenso que la actual Cantabria. La infraestructura urbana romana llevada a cabo en Iulióbriga es aún patente en nuestros días. Por supuesto, sólo quedan ruinas. Además, los cántabros de Iulióbriga conocían ya la agricultura y se han hallado arras votivas y representaciones astrales en estelas, así como manifestaciones religiosas fundamentalmente funerarias. Los nombres indígenas fueron sustituidos por nombres romanos. Como ejemplo del mismo tenemos el de una familia distinguida: Ambato Pentovieco.
Sólo en lo que se refiere a la decoración se encuentran manifestaciones indígenas. Por otra parte, la estructura económica era escasa salvo la explotación minera en Cabárceno. Se sembraba de modo muy reducido y la actividad económica era fundamentalmente agrícola, basada en tierras cercadas (Serna, es un término agrícola). La actividad económica propia de Roma era privada, aún no se daba entre los cántabros.
Las formas de vida y las estructuras de los cántabros ya romanizados vienen reflejadas en algunos de sus términos. Por ejemplo, hay términos romanos como Ilce (encina) o Piesco (melocotón); y otros términos, prerromanos, como Gándara (cuesta) o Cagiga (roble).
Los datos escritos que se poseen de los cántabros son latinos y escasos; también lo son los restos arqueológicos. Pero la conjunción de ambos es fundamental para conocer a estos pobladores. Estrabón, desde la óptica romana, ve a los cántabros como una comunidad básicamente cerealística. Los romanos poseían una dieta distinta en este sentido. Existen diversas noticias historiográficas basadas en elementos tópicos. Respecto a la arqueología de los pueblos cántabros, debemos tener en cuenta la epigrafía, que es una ciencia que nos da bastante información acerca de los cántabros. También la toponimia, que a principios de siglo da pie a Bosch Gimpera para explicar mediante su teoría el origen de estos pueblos. Según dicha teoría, los rasgos y elementos propios de los cántabros serían de carácter posindoeuropeo (celta). La población previa habría dejado rastros posibles de rastrear a través de la toponimia. En oposición a éste, A. Tovar aventuró otras teorías que conferían carácter indoeuropeo a los cántabros, referentes a los siglos IX y X a.C.
Existen abundantes ejemplos sobre cómo la toponimia entraña a veces errores y cierta confusión si no se lleva a cabo una buena interpretación de las palabras (Ejemplo de A. Tovar: Sel del Haya = Selaya). Para interpretar la toponimia hay que tener en cuenta los orígenes de los términos utilizados y tratar de averiguar su verdadera significación en el contexto adecuado, es decir, en relación con los cántabros y no atribuyéndolos significados de origen incierto que posteriormente puedan derivar en una lengua que no se corresponde en absoluto con la del propio término. Existían ciudades romanizadas en el norte de la Península Ibérica, en el siglo VII a.C. Esta afirmación se basa en los elementos característicos romanos, como la urbanización, hallados en lugares como el nombrado anteriormente: Iulióbriga, en Cantabria. Actualmente se está excavando en los valles de Toranzo, en campamentos militares de campaña correspondientes quizá al siglo X a.C. Es por ello que aún no puede asegurarse la romanización. Otro caso distinto es el de la Región IV macedónica situada en Pisuerga, correspondiente a un campamento militar permanente, el cual nos da información arqueológica segura:
Ciudades conocidas (2): Vandinia y Iulióbriga
Ciudad hipotética (1): no posee ningún nombre, pero arqueológicamente es visible, aunque no puede determinarse que sea una ciudad. Lo que sí es posible afirmar es que hubo población autóctona segura en las tres.
— TOVAR, Antonio. Cantabria Prerromana o lo que la Lingüística nos enseña sobre los antiguos Cántabros. Madrid, 1955.
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PERALTA LABRADOR, Eduardo. Los Cántabros antes de RomaEd. Real Academia de la Historia, 2013.
— Astures y Cántabros: estudio etnogeográfico (por Narciso Santos Yanguas) 
— Imagen: Guerrera cántabra sobre oso pardo