Dada mi propensión a extenderme y mi declarada oposición a realizar reseñas al uso, seré breve y muy concisa en mis apreciaciones. Cabaret Biarritz, galardonada el 6 de enero de este año 2015 con el Premio Nadal, me ha gustado. No sólo eso. Me hice con esta obra nada más salir a la venta y la terminé en apenas dos días. No quise hacer reseña alguna porque al día siguiente ya había un montón de ellas y otras muchas se le fueron sumando, merecidamente, a uno de los libros más interesantes y divertidos de los últimos tiempos. Pero a mí, lo he repetido muchas veces, no me gusta que me eclipsen y me importa mucho mi opinión —mi mirada— sobre la obra en sí. El hecho de que un autor haya ganado un premio importante debido a todo lo que de sí puso en ella es un detalle sin importancia. No diré jamás que una obra es buena si no lo pienso así y tampoco me molestaré en incluirla en esta exclusiva sección mía de reseñas ineludibles.
No todos los muertos son iguales, aunque los poetas hablen de la igualdad de todos los hombres en la muerte y esas tonterías.
Aclarado este punto he de confesar que esta obra es fascinante. Me gusta Georges Miet, el protagonista artrítico, cojo y casi ciego que abre la historia, los singulares personajes a quienes entrevista y los extravagantes pecados que cometen algunos, que no todos, a quienes aluden los entrevistados. Me han gustado también algunas frases en concreto, cada nota a pie de página y cada nombre dado a todo personaje y lugar. He de decir, respecto de esto último, que me he sentido muy identificada con el personaje de Elise Vsard, a quien todos se empeñan en llamar Odette.
Pero no adelantemos acontecimientos y, sobre todo, no desvelemos la trama porque merece disfrutarse. A nadie le gusta que le fastidien la lectura de un buen libro. No obstante, ¿acerca de qué trata?
Si durante la noche Biarritz era un prodigio de diversión y entretenimiento, por el día reinaban la elegancia y la cortesía. Desde el faro a la Côte des Basques, había en Biarritz suficientes palacios, hoteles, villas y mansiones como para pasar una noche en cada uno de ellos y no tener que pagar alojamiento en toda la temporada.
Biarritz, la archiconocida ciudad de veraneo situada en Aquitania, a unos 20 kilómetros de la frontera española y en el suroeste de Francia, le sirve de escenario a José C. Vales para configurar su obra. Fiestas, bailes, paseos, conversaciones, risas, llantos… se dan cita en este lugar, antaño centro de las reuniones estivales más glamurosas.
Corre el año 1925 y Vilko, un reportero de un pequeño periódico, consigue algo de dinero extra redactando breves para Léonard Montagnard, editor de La Petite Gironde, un diario de primera categoría. En ese escenario sensual, sibarita y despreocupado que conforma Biarritz aparece un día el cuerpo sin vida de Aitzane Palefroi, aprendiza en la librería Operclaritz. El suceso sobrecoge a la ciudad, pero no es hasta trece años después, cuando se le encarga al escritor Georges Miet redactar una historia novelada de los hechos acontecidos durante aquel año. El objetivo no es otro que conseguir mejorar las ventas de La Fortune, editorial perteneciente a Philippe Fourac. No obstante, el escritor se lo toma en serio y entrevista a todas las personas que, de alguna manera, pudieran haber entrado en contacto con la víctima. En un intento por esclarecer los hechos y gracias a una ardua investigación, Miet dará no sólo con Vilko, también con Marcel Galet, un fotógrafo de guerra que termina retratando a cuantas bailarinas y personas populares le encomienda el editor Montagnard, y Beatrix Ross, la extravagante y magnífica nieta de la baronesa Sönke B-D, entre otras cosas… Personajes clave todos, como piezas indispensables de un puzle que trata de desentrañar los hechos que se sucedieron en el puerto a raíz de la espantosa muerte de la joven aprendiza. Las historias, a cada cual más fabulosa, interesante y disparatada recorren los capítulos del libro, ofreciendo una visión de conjunto de admirable encanto y locura, de la que, sin duda, uno se debe dejar contagiar.
VALES, José C. Cabaret Biarritz.
Destino, Barcelona, 2015. 456 pp.
¿Diremos la verdad, pudiendo conmover los espíritus...? ¿Diremos la verdad, pudiendo asombrar al mundo con la invención de una historia...?
Confieso que me he enamorado de este libro y recomiendo leerlo, con o sin interrupciones, pues uno consigue abstraerse con suma facilidad del presente, nada más sumergirse en sus páginas. ¿Y los retratos de los personajes? ¡Espléndidos! Me han gustado —horrorizado alguno— y cautivado todos en desproporcionada medida. ¡Qué merecido es el premio que le han otorgado a este escritor, yo también estoy de acuerdo con el fallo del jurado! Nada es más grato al lector que comprobar lo acertado de su criterio y lo juicioso de su análisis a la hora de explorar un libro. ¡Vayan, vayan a sus páginas y lean cada línea con la misma curiosidad con la que se adentran en el mar en busca de estrellas, hallarán más de una, no se sorprendan!
José C. Vales (Zamora, 1965) se licenció en Filología Hispánica en la Universidad de Salamanca y posteriormente se especializó en filosofía y estética de la literatura romántica en Madrid. Su actividad profesional ha estado siempre vinculada al mundo editorial, como redactor, editor y traductor para distintos sellos. Entre sus trabajos de traducción y edición cabe destacar la publicación del Frankestein de Mary Wollstonecraft y Percy B. Shelley (Espasa, 2009), la edición renovada de los Cuentos de Navidad, de Charles Dickens (Espasa, 2011), y Orgullo y prejuicio, de Jane Austen (Austral, 2013). Además, en 2013, publicó su primera novela El pensionado de Neuwelke.