Clases de textos: la ciencia ficción

La ciencia ficción es una de las áreas más interesantes que existen dentro de la literatura. No obstante, su lectura puede llegar a ser compleja, al intervenir, junto a otros factores literarios, elementos y términos propios del tema concreto que aborda la novela y con el que no siempre el lector está familiarizado. Por esta razón es importante tratar de escoger obras que a uno le atraigan, teniendo en cuenta sus propias preferencias. La novela de ciencia ficción ofrece al lector la oportunidad de entrar en contacto con historias en las que juegan un papel destacado la imaginación y la base científica de la hipótesis sobre la que se asienta la trama. Familiarizarse con la lógica científica y con el rigor que acompaña al relato de ficción —ficticio, pero creíble— es fundamental a la hora de acercarse a estas obras donde la ciencia suele ser al mismo tiempo origen de un problema y posible solución del mismo.
Imagen | Novela gráfica Faranheit 451 de Tim Hamilton (adaptación de la novela homónima de Ray Bradbury)
La ciencia ficción no es un tipo de novela que se dedica a predecir el futuro, como si de adivinos o brujos se tratara. No están sus historias llenas siempre de un vocabulario científico-tecnológico, de difícil comprensión. La ciencia ficción es mucho más. Es un subgénero narrativo que puede tener un sentido profundo de análisis de la realidad y del mundo actual, extrapolado a otro espacio y tiempo. Leer novelas de ciencia ficción es importante por muchos motivos, pero fundamentalmente por tres razones:
1. Identificación con sus personajes. Sus historias suelen representar, a nivel simbólico, el estado mismo del lector: volcado, desde la seguridad ignorante de un futuro incierto, hacia una vida alternativa que se le abre misteriosa y desconocida. Se presenta ante el lector una aventura literaria, cuando ésta es digna de tal nombre, que toma la forma de un proceso de iniciación en el que el héroe se adentra en lo desconocido, no ya para resolver problemas o enfrentarse a peligros, sino para reconocerse, inventarse a sí mismo en ese itinerario incierto.
2. Dilemas éticos y morales que conciernen a todo individuo. Este género permite compatibilizar la ética y la moral, que todo proceso formativo debe tener presente (sin importar la edad), con el respeto a su libertad. En este sentido, la ciencia ficción ocupa un lugar especial ya que en sus aventuras refleja los desafíos morales más específicos de nuestra época. Como en todos los géneros, hay ciencia ficción buena y ciencia ficción mala y, por lo general, el calificativo estético implica a la vez un calificativo ético.
3. Proximidad y distancia en torno a conflictos presentes. El tratamiento literario e imaginativo que la ciencia ficción realiza de muchos de los problemas actuales (masificación y superpoblación, control social, influencia de los medios de comunicación y de la publicidad, consecuencias del armamentismo, la relación entre la ciencia, la tecnología y la sociedad, y entre éstas y el ser humano…) planteándolos en un pasado o un futuro temporal y espacial más o menos lejano, nos permite tratar esos problemas de una manera distinta y más imaginativa, con un planteamiento más especulativo.
Imagen | Portada de Fahrenheit 451 por el ilustrador Enki Bilal
Uno de los temas fundamentales y más interesantes de los relatos de ciencia ficción es la descripción de los comportamientos humanos. Existe, a veces, cierta confusión entre el subgénero fantástico y el denominado de ciencia ficción que induce a algunos lectores a usar profusamente el segundo en lugar del primero de forma errónea. En las novelas de ciencia ficción, el autor trabaja con elementos hipotéticos que, aunque puede ser falseados en el futuro por métodos científicos, no son falsos cuando se realiza la obra, ya que deben estar sujetos a la realidad hasta ahora conocida desde el punto de vista físico-químico. Es decir, en esta clase de textos es imprescindible que se cumplan las leyes físico-químicas que conocemos. Si en una obra de ciencia ficción hay algo imposible, entonces es un error. Por su parte, en las novelas de fantasía el autor puede crear el universo imaginario que más le convenga para su historia y no debe rendir cuentas al universo que nosotros habitamos, ya que es una creación arbitraria internamente coherente, y no por ello incurre en un error o tiene poco rigor. La ciencia ficción se distingue así del subgénero fantástico porque aquella es una especulación racional y ésta no. La literatura inquietante de la novela de ciencia ficción parte de una realidad (que nunca podrá eludir) y la extrapola a otro espacio y a otro tiempo para plantear (que no solucionar) lo que de aquella se deriva en relación al ser humano. La novela de fantasía, por el contrario, busca que el lector se evada de toda realidad.
Imagen | Novela gráfica Fahrenheit 451 de Ray Bradbury. Adaptación de Tim Hamilton autorizada por Bradbury
Existen muchas y muy diversas obras dentro de este subgénero literario que es la ciencia ficción. Entre todas ellas quiero destacar las que se refieren a distopías y al denominado «futurismo». Se dice que el término «distopía» se debe al economista y filósofo John Stuart Mill y que se basa en el de «utopía» acuñado por Tomás Moro [1]. Si el significado de «utopía» (lugar que no existe) nos remite a una sociedad perfecta e ideal, la distopía por el contrario describe una sociedad negativa. Para establecer este criterio hay que valorar  el punto de vista de quien lo expresa, ya que la historia nos ha dado ejemplos de sociedades que en su momento fueron consideradas utópicas y que el paso del tiempo las ha convertido en distópicas porque su modelo social era inaceptable desde la ética y la moral actuales.
HAMILTON, Tim. Fahrenheit 451 (adaptación de la novela homónima de Ray Bradbury), 451 Editores, Madrid, 2010. Esta adaptación contó con la colaboración del propio Bradbury. En ella, Hamilton expresaba en imágenes la toma de conciencia del bombero Montag, que ya es un símbolo universal de la miseria que genera el pensamiento único y del inestimable valor de la filosofía y de la literatura. «Sería el año 1950. Aquel día un amigo y yo salimos a cenar. Algo más tarde, esa misma noche, íbamos andando por la avenida Wilshire cuando a nuestra altura se detuvo un coche patrulla del que se bajó un agente para preguntarnos qué estábamos haciendo. -Poner un pie delante del otro -le contesté no muy solícito. El policía siguió interrogándonos, nos preguntó por qué íbamos de peatones, como si el hecho de dar un paseo nocturno nos acercase peligrosamente al límite de la ley. Airado, volví a casa y me puse a escribir un relato titulado «El peatón». Varias semanas después saqué de paseo literario a mi peatón y se encontró con una chica llamada Clarisse McClellan. Siete días más tarde había acabado el primer borrador de El bombero, la novela corta que no tardaría en convertirse en Fahrenheit 451. Lo que el lector tiene ahora ante sí es el rejuvenecimiento de un libro que una vez fuera una novela corta que una vez fuera un relato corto que una vez fuera un paseo por la manzana, un muerto viviente en un cementerio y la caída final de la Casa Usher. Nunca habría imaginado que mi subconsciente fuera tan complejo.» Ray Bradbury (Prólogo de la novela gráfica).
BRADBURY, Ray. Fahrenheit 451, Debolsillo, 2012. 256 págs. [Edición escolar] Para quien aún no lo sepa, Fahrenheit 451 es el título de un pequeño libro de apenas centenar y medio de páginas. Su autor, Ray Bradbury (1920-2012), era reacio a los últimos avances tecnológicos, pero está considerado uno de los maestros de la ficción científica y fantástica. Si bien es célebre por sus novelas (Fahrenheit 451, La feria de las tinieblas, El árbol de las brujas…), también ha cultivado el relato (Crónicas marcianas, El hombre ilustrado, Las doradas manzanas del sol, El país de octubre…). Para Guy Montag, bombero de profesión, el queroseno es el más embriagador de los perfumes. Más que de un eslogan oficial, se trata de un mantra, de un deber, en un mundo estrictamente controlado, donde pensar es peligroso y los libros están prohibidos. En 1953, Ray Bradbury escribió su pesadilla futurista Fahrenheit 451 y 57 años después, el artista gráfico Tim Hamilton decidió convertirla en una novela gráfica. 
DISTOPÍAS 
[1] A continuación, asumiendo que la distopía siempre ha tenido una gran aceptación en la literatura y en el cine por su carácter apocalítico tan fácil de satirizar, ofrecemos un listado breve de narraciones que tratan de resaltar sólo las más importantes dentro del subgénero [2] y, justo debajo, la lista de las cien mejores obras de la ciencia ficción según la ya extinguida editorial barcelonesa Orbis.
SHELLEY, Mary. Frankenstein o el moderno Prometeo, Edita Espasa Calpe, S.A. (Col. Austral), Madrid, 2014. Traducción de José C. Vales. 288 págs. Aunque no distópica, es una novela seminal, de tradición gótica, que además de plantear la moral científica se atreve a enfrentarse a Dios, si lo hubiera, creando y destruyendo la vida. Estambién el primer ejemplo literario que aborda la idea de concebir formas de existencia artificiales. Escrita en 1817, Frankenstein ha sido un referente para las posteriores generaciones de escritores de ciencia ficción. Mary Shelley empezó a gestar esta novela en el verano de 1816, un verano lluvioso y sin apenas sol. Tal vez esas circunstancias extraordinarias propiciaran este relato de terror, en el que no solo se cuenta la historia del joven científico Victor Frankenstein y su “demoníaca criatura”, sino que se abordan temas fundamentales de la naturaleza humana plenamente vigentes en la sociedad actual. Esta novela inicia el género de la ciencia-ficción [3].
ORWELL, George. 1984, Debolsillo (Colección Contemporánea), 2013. 352 págs. Con esta novela publicada en 1949, Orwell pretendía advertir sobre un futuro apocalíptico tras haber experimentado en carne propia los efectos de los totalitarismos nazi, fascista y estalinista. El control absoluto de las conductas y las mentes de los ciudadanos, el estado de guerra permanente, la propaganda política ininterrumpida y la figura ubicua del Gran Hermano constituyen una de las visiones más radicalmente pesimistas sobre el devenir de la humanidad. En el año 1984 Londres es una ciudad lúgubre en la que la Policía del Pensamiento controla de forma asfixiante la vida de los ciudadanos. Winston Smith es un peón de este engranaje perverso, su cometido es reescribir la historia para adaptarla a lo que el Partido considera la versión oficial de los hechos… hasta que decide replantearse la verdad del sistema que los gobierna y somete. «Desde El proceso de Kafka ninguna obra fantástica ha alcanzado el horror lógico de 1984.» Arthur Koestler
HUXLEY, Aldous. Un mundo feliz. Ed. Círculo de Lectores (Colección Biblioteca de Plata). Prólogo de Mario Vargas Llosa y semblanza biográfica de Antonina Rodrigo. Trad.: Ramón Hernández. Barcelona. 1989. 265 páginas. Un mundo feliz es un clásico de la literatura de este siglo. Con ironía, se plasma una sombría metáfora sobre el futuro. Los dioses del consumo y la comodidad dominan el mundo, y el orbe se organiza en diez zonas en apariencia seguras y estables. Sin embargo, este mundo ha sacrificado valores humanos esenciales, y sus habitantes son procreados in vitro a imagen y semejanza de una cadena de montaje. La novela, publicada por vez primera en 1932, ofrece la visión futurista de una sociedad que utiliza la ciencia y la técnica como medios de control. Concebidos en probetas, los niños se comportarán en su vida de adultos de acuerdo con la jerarquía asignada por la manipulación genética a la que han sido sometidos en su concepción: los Alpha, los Beta, los Gamma, los Delta y los Épsilon.
ATWOOD, Margaret. El cuento de la criada, Ediciones B (Bruguera, Col. Narrativa), 2001. 384 págs. La historia tiene lugar en la república de Gilead, donde se ha instaurado una sociedad de moral estricta en la que las mujeres han pasado a ser meros objetos de reproducción. Ese es el papel que desempeña la protagonista, Offred, nombre impuesto para indicar que no es libre sino que pertenece a un comandante llamado Fred (en inglés, of Fred, «de Fred») y cuya mujer no puede tener hijos. En otras ediciones de la novela, así como en la del título de la película basada en ella, se ha traducido como El cuento de la doncella. La autora canadiense, Margaret Atwood, fue galardonada con el Booker Prize y otros importantes premios literarios, gracias a esta obra en la que imagina una dictadura habitada por mujeres estériles y donde sólo una minoría, las criadas, están destinadas a procrear, sin importar lo más mínimo si desean o no concebir.
BRUNNER, John. El jinete en la onda del shock. Ultramar Editores, Barcelona, 1985. 329 págs. Esta novela, escrita en 1975, ya profetizaba algunos de los problemas surgidos en esta denominada Era de Internet, tales como la piratería informática o los virus indiscriminados. Es la gran crónica de la sociedad de nuestro tiempo y del futuro inmediato que se nos presenta. En el siglo XXI, un hombre que en este momento se llama Arthur Edward Lazarus y es ministro propietario de la Iglesia del Infinito Discernimiento, pero que ha sido antes muchas otras versiones de sí mismo con ocupaciones muy diferentes, está internado de nuevo en Tarnover, institución perteneciente a un programa gubernamental estadounidense de localización y adoctrinamiento de individuos especialmente dotados que resultan de interés para los dirigentes de los USA, un país con más de trescientos millones de habitantes que están conectados a una red integrada de datos y cuyos líderes no dudan en usar cualquier método para favorecer sus planes, normalmente de carácter ilegal en muchos sentidos (Sinopsis perteneciente a Libros de Olethros).
LAS CIEN MEJORES OBRAS DE LA CIENCIA FICCIÓN 

Colección Biblioteca de Ciencia Ficcion Orbis (serie azul, 1985-1987) Si alguien no conoce esta colección, le informo de que fue en 1985 cuando, con una gran campaña mediática (que incluía anuncios en televisión y en prensa), la Editorial Orbis [4] lanzó al mercado esta serie cuya distribución y venta se llevó a cabo fundamentalmente en los quioscos. No era la primera vez que se difundía de forma masiva una colección de libros de este tipo: tanto la editorial Bruguera —con su colección Libro amigo— como la propia editorial Orbis —con sus colecciones Acervo y Martínez Roca— ya llevaban tiempo publicando obras de ciencia ficción. Los libros tenían un precio muy asequible y se presentaban en color azul con una portada que incluía una imagen en color dentro de un recuadro, tal como se aprecia en la imagen que acompaña a este texto. En algunas ocasiones se usaron fotogramas de las películas correspondientes al título y otras, sugerentes ilustraciones. Sin duda, los títulos contemplados en la colección consiguieron atraer a un buen número de aficionados.
Era ésta una colección en la que estaba prácticamente todo lo mejor de la producción mundial en literatura de ciencia ficción. Autores reconocidos como Asimov, Bradbury, Brown, Clarke, Dick, Heinlein, Niven o Siverberg tuvieron cabida en ella. Algunos de los clásicos indiscutibles fueron incluidos en la obra: Fahrenheit 451 o Un mundo feliz, así como varias antologías destacables: Visiones peligrosas, la recopilación de Harlan Ellison; Lo mejor de la ciencia ficción soviética, La edad de oro de la ciencia ficción, recopilada por Isaac Asimov o Los mejores relatos de ciencia ficción: la era Campbell. Se incluyeron también autores en lengua castellana, tales como Domingo Santos, con su novela No lejos de la tierra; Manuel de Pedrolo, con su Mecanoescrito del segundo origen; Rafael Marín, con su Lágrimas de luz; Angélica Gorodischer, con su Trafalgar
[2] La breve selección que se sugiere es un compendio de algunos de los principales títulos distópicos, conocidos también como «futurismo negro» que, a diferencia del futurismo de vanguardia artística, lleva ese nombre por presentar un porvenir poco optimista de la humanidad. A estos conceptos se añade el de cyberpunk, término acuñado en la década 1980 y en el que las obras que lo ostentan muestran a la electrónica y la alta tecnología como causantes de la decencia y la contaminación del planeta. Androides, clones, máquinas diseñadas para actuar dentro de los humanos y drogas que alteran estados de conciencia suelen ser presencias obligadas en este área del subgénero de la ciencia ficción.
[3] Frankenstein está compuesta por tres narraciones concéntricas. En la primera, Robert Walton cuenta a su hermana, en sus cartas, su viaje al Polo Norte. En una de esas cartas se inserta la narración de Víctor Frankenstein a Walton, que incluye a su vez la narración del monstruo a Víctor Frankenstein. Su estructura, de cajas chinas, responde al género epistolar tan de moda en el siglo XVIII. Víctor Frankenstein es el moderno Prometeo, el protagonista que recibe el fuego de la vida y que es capaz de crear, muy a su pesar, un monstruo sin nombre.
[4] La empresa Ediciones Orbis S.A., ya extinguida, estaba ubicada en la localidad de Barcelona. Fue constituida el 21/01/1981 con el objetivo “La edición, distribución y venta de toda clase de libros, fascículos, revistas, publicaciones periódicas y sus derivados, así como la venta de todo tipo de accesorios promocionales de los mismos y sus complementos, etc.”