El Romanticismo en Europa (siglo XIX)

Imagen | Victor Hugo 
EL ROMANTICISMO EUROPEO 

¿DÓNDE YCÓMO SURGIÓ EL ROMANTICISMO?
El Romanticismo. La tendencia prerromántica que, como vimos, surge en el siglo XVIII con caracteres netamente anticlásicos, triunfa al fin y se impone en Europa a lo largo del siglo XIX, con el desarrollo de la poesía, la novela histórica y el inicio de la novela gótica o de terror. El Romanticismo es un fenómeno cultural que se produce en todo el continente europeo durante el siglo XIX, pero no surge de pronto, sino que se desarrolla y da continuidad histórica al Prerromanticismo. Representa el triunfo definitivo del movimiento prerromántico. Es característico de los románticos llevar hasta sus últimas consecuencias el anticlasicismo de sus predecesores los prerrománticos. Los ideales del Romanticismo podrían cifrarse, sin perfilar demasiado sus matices, en dos palabras: libertad y nacionalismo. Los románticos rompen el freno que el Neoclasicismo imponía a los sentimientos y crean una literatura rebosante de pasiones exaltadas, lo que da lugar, en todos los países europeos, a un predominio de la poesía lírica sobre los demás géneros. Frente al objetivismo de los clasicistas, oponen un total subjetivismo en el poeta, que canta su propio yo.
I weep for Adonais—he is dead!
Oh, weep for Adonais! though our tears
 Thaw not the frost which binds so dear a head!
 And thou, sad Hour, selected from all years
 To mourn our loss, rouse thy obscure compeers,
 And teach them thine own sorrow, say: "With me
 Died Adonais; till the Future dares
 Forget the Past, his fate and fame shall be
 An echo and a light unto eternity!
Adonaïs: An Elegy on the Death of John Keats (by Shelley) 
Contra la literatura neoclasicista, que apenas se interesa por el ambiente y el paisaje, en el Romanticismo la Naturaleza participa de los sentimientos de los poetas y, como ellos, se muestra en sus obras turbulenta y alborotada. La mitología clásica es totalmente abandonada; se impone, en cambio la inspiración bíblica, oriental y cristiana, y del mismo modo, los románticos prefieren los temas de historia medieval y moderna a los de historia antigua, tan gratos a los neoclásicos. En oposición a las ideas universalistas del Neoclasicismo, el Romanticismo da lugar a que las nacionalidades busquen con afán su propia personalidad, y así valoran los antiguos poemas legendarios, logran cultivo literario las lenguas vernáculas y se independizan países y regiones que habían tenido anteriormente existencia propia.
Influído por la Revolución francesa, que proclama la libertad política, el Romanticismo defiende la libertad en el arte y, por tanto, la ruptura con toda clase de trabas y moldes clásicos, entre ellos la «ley de las tres unidades» en el teatro. Esta libertad en las reglas literarias permite a los románticos utilizar el contraste de lo trágico y lo cómico, lo bello y lo feo y hacer uso, asimismo, de la máxima variedad métrica en la versificación o de una mezcla de prosa y verso.
Los poetas neoclásicos aspiraban a que el poema tuviese la tersura y la nitidez de una escultura, de un templo helénico. A los románticos les interesa que su poesía sea enormemente musical, que exprese lo infinito, lo fantástico, lo misterioso. Si el Neoclasicismo podría definirse como un producto de la contención, de la medida y de la razón, al Romanticismo, su contrario, cabría considerarlo como una exaltación de la fe, la pasión y el sentimiento.
El desaliento románticoEl poeta experimenta sentimientos desmesurados: ama ilimitadamente, su dolor es siempre sobrehumano, los temas que le interesan son grandiosos... En muchas ocasiones, su ansia de infinitud choca dramáticamente con su finitud de hombre, y se produce el «desaliento», típicamente romántico. Muchos escritores de esta época no lo pudieron superar y se suicidaren, a imitación de Werther, el personaje creado por Goethe, que se da muerte por no ser correspondido su inmenso amor. 
I
EL ROMANTICISMO INGLÉS
ImagenLord Byron
La tradición literaria y el paisaje en Inglaterra. La literatura inglesa poseía una gran tradición de libertad en el arte, como lo muestran las obras de Shakespeare, el cual, como los autores dramáticos españoles, creó sus obras con fecunda originalidad, sin someterse a trabas ni limitaciones preceptivas. Por otra parte, el siglo XVIII inglés, en el que apenas influyen las teorías neoclasicistas, se caracteriza por la abundancia y personalidad de sus escritores prerrománticos, especialmente por los poemas del falso Ossián, que han de influir tan decisivamente en la nueva escuela. Así, pues, el Romanticismo en Inglaterra supuso, como en España, más que una innovación una simple continuación. Otro elemento muy poderoso contribuye a la aparición del Romanticismo inglés: el propio paisaje de Gales, Escocia e Irlanda (Reino Unido). Se ha dicho que el Romanticismo surge en los países de paisaje agreste, poblado de lagos y bosques, envueltas en niebla sus montañas, con castillos feudales sobre las colinas. Estas características corresponden al paisaje alemán, al paisaje suizo y sobre todo al inglés.
Los poetas "lakistas". En efecto, el paisaje del noroeste de Gales, de la llamada «región de los lagos», da lugar a la aparición de un grupo de poetas lakistas (del inglés lake, 'lago'), que vivieron juntos durante algún tiempo en dicha región. Entre 1798 y 1815 compusieron los primeros poemas claramente románticos. En hermosas baladas cantaron las viejas leyendas de su patria, al mismo tiempo que expresaron con entusiasmo su amor al paisaje que les servía de ambiente. Los poetas que formaron el grupo de románticos lakistas son: William Wordsworth (1770 - 1850), autor de Lyrical Ballads (1798), inspiradas en la Naturaleza; Samuel Coleridge (1772-1823), cuya famosa balada, The Rime of the Ancient Mariner (1798), está llena de misterio e incertidumbre; Robert Southey (1774-1843), cuyos poemas, como Roderick the Last of the Goths (1814), son mas interesantes por su forma colorista que por su inspiración.
Imagen | Walter Scott
Walter Scott. Contemporáneo de los anteriores, Walter Scott (1771-1832) se inspiró en el paisaje y las tradiciones de Escocia, su tierra natal. Comenzó a componer poemas, algunos tan famosos como los The Minstrelsy of the Scottish Border (1802), The Lay of the Last Minstrel (1805) y sobre todo The Lady of the Lake (1810). Deriva luego a la narración novelesca y escribe Waverley (1814), The Bride of Lammermoor (1819), The Fair Maid of Perth (1826) y sobre todo Quintín Durward (1823) e Ivanhoe (1820), en las cuales reconstruye la vida caballeresca de la Escocia medieval. Sin duda la más representativa de sus novelas es Ivanhoe, que refleja la época en que Ricardo Corazón de León regresa de las Cruzadas, y durante las cuales y en su ausencia los nobles, mandados por su hermano Juan sin Tierra, intentaron usurparle la corona. Estas obras dan lugar a la aparición de un género representativo del Romanticismo, la novela histórica, que pronto tuvo innumerables cultivadores en todos los países (por ejemplo, en España, El señor de Bembibre, de Gil y Carrasco, que precisamente tiene por asunto la oscura vida de los Templarios, como Ivanhoe), si bien ningún autor logró alcanzar la altura de Walter Scott, creador y maestro insuperable del género. 
Imagen | Mary W. Shelley
Mary Wollstonecraft Shelley. Está considerada The Castle of Otranto (1764), de Horace Walpole, la obra que inaugura el género de la novela gótica o de terror. A esta obra siguieron otras, como The Mysteries of Udolpho (1794), de Ann Radcliffe; The Adventures of Caleb Williams (1794), de William Godwin; y, sobre todo, The Monk (1796), de Matthew G. Lewis, una de las más transgresoras de su género. En esta línea crea Mary W. Shelley (1797-1851) Frankenstein or The Modern Prometheus (1818), enmarcado en la tradición de la novela gótica, el texto explora temas tales como la moral científica, la creación y destrucción de vida y la audacia de la humanidad en su relación con Dios. Su obra da inicio al género de ciencia ficción.
Tres grandes poetas románticos: Byron, Shelley y Keats. Si los poetas de la primera etapa del Romanticismo inglés tienden a crear un tipo de poesía épica que intenta reanimar el pasado legendario, pronto sigue a éstos un nuevo grupo de poetas, formado por Lord Byron, Percy Shelley y John Keats, que se caracterizan por su personalidad esencialmente lírica, que utiliza ya temas universales. Los tres, muertos en plena juventud, pueden ser considerados entre los más grandes poetas del primer cuarto del siglo XIX. 
Imagen | John Keats
Lord Byron (1788-1842), llamado George Gordon, de vida aventurera, escandalosa a veces, en pugna con la mediocridad inglesa de su tiempo es el prototipo del poeta romántico. Viajó mucho y murió de unas fiebres en Grecia, adonde había ido a combatir contra sus ocupantes, los turcos. Su poesía exaltada y llena de pasión posee magistrales calidades. Sus poemas más famosos son Childe Harold's Pilgrimage (viajes de este personaje por España, Italia y Suiza, con admirables evocaciones de paisaje e historia; publicado entre 1812 y 1818), The corsair (1814), Lara (1814), Don Juan (1818) y Cain (1821). Percy Bysshe Shelley (1792-1822), de mente fantástica y atrabiliaria, abandonó Inglaterra en 1817 y vivió en Italia los últimos años de su vida y allí muere ahogado. Entre sus poemas deben recordarse To a Skylark (1820), Ode to the West Wind (1820) y Adonaïs (1821). Famoso es también su poema Queen Mab (1813). John Keats (1795-1821), de origen modesto, estudió medicina, pero pronto se entregó por completo a la literatura. Murió tuberculoso en Roma. En su poesía resalta un culto purísimo a la belleza y al arte. Son famosos sus poemas Endymion (1818), Hyperion (1816), La Belle Dame Sans Merci (1819) y Ode on a Grecian Urn (1820). Shelley y Keats han escrito acaso los poemas líricos de mayor pureza y perfección de la lengua inglesa.

Imagen | William Hazlitt
William Hazlitt (1778-1830), destacado integrante de la pléyade de ensayistas ingleses, este romántico fue, antes que escritor, pintor; y, además, un pensador, agudo y audaz, y un notable crítico de arte; probablemente, en Inglaterra, el más señalado de su época. Los ensayos de Hazlitt cautivan al lector por su brillantez y amenidad, pero también por su ingenio, concreción y su carácter mordaz. Escritor libre e independiente, Hazlitt elevó el ensayo literario al rango de lectura, lo que le hizo ser admirado por conocidos intelectuales. No obstante, el ensayista se opuso tan directamente a las instituciones de su época que poco a poco fue desengañándose y retirándose de la vida pública. Si bien sus artículos de prensa, sus conferencias y sus textos y reflexiones sobre las piezas y los personajes de Shakespeare sólo han sido igualados por los de Johnson en cuanto a profundidad, penetración, originalidad e imaginación, Hazlitt fue denostado y murió pobre el 18 de septiembre de 1830. Está enterrado en St. Anne, Soho, Londres.

It is better to be able neither to read nor write
than to be able to do nothing else
.

Hazlitt fue, sin duda, su portavoz más elocuente del Romanticismo. Nadie más tenía la capacidad de verlo completo, nadie más conocía a tantos de sus políticos, poetas y filósofos. Hazlitt llevó la escritura de artículos a un nuevo nivel, creó la forma de ensayo Familiar Style, que él consideraba la más apropiada para comunicarse con sus lectores (practicada por Michael Foot, en Reino Unido, y por Clive James, en Australia).  
II
EL ROMANTICISMO ALEMÁN
Triunfo del Romanticismo en Alemania. El Romanticismo triunfó fácilmente en Alemania, por circunstancias políticas —de los hermanos Schlegel (August Wilhelm y Friedrich, críticos, traductores y filólogos), teorizadores del Romanticismo, se dijo «que luchaban contra Corneille y Racine como los príncipes alemanes luchaban contra Napoleón»—, y en parte, por la magistral influencia de Goethe y Schiller. 
El Romanticismo alcanzó en Alemania su más alto grado y fue a la vez manifestación espiritual (geist) del pueblo alemán y la región pangermánica. En el Romanticismo alemán —como en el romanticismo en general— prima el sentimiento sobre la racionalidad y la técnica.
Wer nie sein Brot mit Tränen aß,
Wer nie die kummervollen Nächte
Auf seinem Bette weinend saß,
Der kennt euch nicht, ihr himmlischen Mächte.
Ihr führt ins Leben uns hinein,
Ihr lasst den Armen schuldig werden,
Dann überlasst ihr ihn der Pein,
Denn alle Schuld rächt sich auf Erden.
Derselbe’ (Goethe Gedichte, Lied des Harfners)
El espíritu y el sentido de la vida a través de la libertad sentaron a fines del siglo XVIII las bases del arte y la literatura alemanas. Como ya vimos, Goethe es la piedra fundacional del Romanticismo alemán y sus primeras obras se vinculan al movimiento literario Sturm und Drang ('Tormenta e ímpetu'), que también tuvo sus manifestaciones en la música y las artes visuales.
Friedrich von Schlegel
Líricos románticos alemanes. Junto a los citados, August Wilhelm (1767-1845) y Friedrich von Schlegel (1722-1829), que ejercieron un gran influjo como críticos, como poetas y como traductores de los escritores españoles, portugueses e italianos del Renacimiento, deben recordarse al respecto los siguientes poetas: Friedrich Richter (1763-1825), más conocido por Jean-Paul, complicado y humorístico en sus libros de versos o prosa; y Friedrich Hölderlin (1770-1843), que perdió la razón a los treinta y dos años, es autor de uno de los más bellos poemas alemanes, Der Archipelagus (1801), que refleja su hondo amor a Grecia, como Hyperion oder der Eremit in Griechenland (Hiperión, o El eremita en Grecia). Es Hölderlin, sin duda, uno de los casos más claros de entrega al arte. Compuso su obra entre 1794 y 1795, y su lirismo y preocupaciones más hondas hacen acto de presencia en ella de manera elocuente. El amor, fiel reflejo de los sentimientos que despertó en vida del poeta su amada Sussete Gontard, será la guía de Hyperion: “Solo quien actúa con toda el alma no se equivoca nunca -escribe Hölderlin-. No necesita de argucias, pues ninguna fuerza se le opone”.
Imagen | H.Heine
Heine y otros poetas alemanes. Heinrich Heine (1797-1856) es el más importante lírico de la lengua alemana en esta época. Judío, vivió en París desde 1831 y escribió mucho en francés. Era el suyo un espíritu agudo y mordaz. Como prosista, son famosos sus excelentes Reisebilder (1826). Su obra poética, que ofrece una extraña mezcla de melancolía y sarcasmo, se muestra especialmente en su extraordinario Das Buch der Lieder (1827), que contiene célebres poemas, como Intermezzo, Die Heimkehr y Die Nordsee, este último es quizá el más hermoso que se haya escrito sobre el mar. Heine es, junto con Goethe, el máximo lírico alemán. A estos nombres pueden añadirse los siguientes: Ludwig Tieck (1773-1853), admirable escritor, poeta (sonetista), traductor e hispanista; Novalis (1772-1801), menos perfecto en la forma, pero de más hondura lírica, a este poeta se le conoce sobre todo por haber desarrollado, junto a Friedrich Schlegel, el fragmento como figura literaria; Adelbert Chamisso (1781-1838), poeta y botánico de origen francés. La Revolución lo dejó sin patria y emigró con su familia a Prusia, donde vivieron en Berlín. Este autor desarrollaría una importante obra literaria en la que destaca su Anthologie (1831), poemas líricos de gran pureza idiomática.
Zu fragmentarisch ist der Welt und Leben!
Ich will mich zum deutschen Professor begeben,
   Der weiss das Leben zusammen zu setzen,
Und er macht ein verständlich System daraus;
Mit seinem Nachtmützen und Schlafrockfetzen
Stopft er die Lücken des Weltenbaus. 
Die Heimkehr’ (H. Heine)
No podemos olvidar, tampoco, al poeta Ludwig Uhland (1787-1862), conocido por sus famosas Balladen. Comenzó su carrera de poeta en 1808 al contribuir con sus letras a Musenalmanach de Seckendorff. En 1812 escribió poemas para Justinus Kerner y Deutscher Dichterwald, y en 1815 sacó su Gedichte, con el cual, casi inmediatamente, atrajo a un gran número de lectores. En las posteriores ediciones, Uhland agregó nuevos poemas. Sus dos trabajos dramáticos, Ernst, Herzog von Schwaben (1818) y Ludivig der Baier (1819) no son comparables con su primera obra, Gedichte. Su estilo tiene una precisión, flexibilidad y gracia que fueron características únicas de sus escritos, lo que le hizo distinguirse de la mayoría de los románticos de la época. Uhland escribió poemas en defensa de la libertad, y en la asamblea de estados de Wûttemberg jugó un distinguido papel como uno de los más vigorosos y consecuentes miembros liberales. 
Imagen | E.T.A. Hoffmann
La prosa romántica alemana. Un gran novelista, cuentista y compositor musical es el maestro de la prosa romántica alemana E.T.A Hoffmann (1776-1822), autor de obras de poderosa fantasía, Die Elixiere des Teufels (1815) y Lebens-Ansichten des Katers Murr (1819). Sus cuentos Der Sandmann, Geschichte von verlorenen Spiegelbilde y Rat Krespel son famosos en todo el mundo. Desde 1814 estuvo en la Administración civil prusiana en Berlín y ejerció su carrera de Derecho durante un breve periodo de tiempo antes de dedicarse a la pintura, la crítica musical y la composición. Más conocido como escritor que como compositor. Sus obras de ficción, combinando lo grotesco y lo sobrenatural con un poderoso realismo psicológico, se encuentran entre las más influyentes del movimiento romántico.

 

Franz Grillparzer
El teatro. También el teatro alcanzó gran importancia en el Romanticismo alemán. Sus principales cultivadores son: Franz Grillparzer (1791-1872), excelente conocedor y traductor del teatro español del XVII. Destacan entre sus obras las tragedias Die Ahnfrau (1817), Des Meeres und der Liebe Wellen (1831) y Die Jüdin von Toledo (1851; Praga, 1872). Entre los temas de la antigüedad se encuentra Sappho (1818). Grillparzer se ve influenciado por el teatro de Schiller (Blanca von Kastilien, 1809, es un ejemplo de ello) y por el del barroco español, al que consagró algunos estudios como hispanista; su cuento dramático Der Traum ein Leben (1831) está claramente inspirado en La vida es sueño, de Calderón de la Barca, y su pieza Die Judin von Toledo está fundada en la pieza del mismo título, La judía de Toledo, de Lope de Vega. Escribió sólo una comedia: Weh dem, der lügt! (1838), que fue un fracaso al estrenarse, y dos narraciones: Das Kloster bei Sendomir (1828) y Der arme Spielmann (1831). Sus ensayos hispanistas están recogidos bajo el título Studien zum spanischen Theater, en el tomo XVII de sus Sämtliche Werke
Christian F. Hebbel
Sagas nórdicas. Christian Friedrich Hebbel (1813-1863) fue un dramaturgo y poeta alemán, autor de la trilogía Die Nibelungen (1862), que se inicia con Der gehörnte Siegfried y prosigue con las tragedias Siegfrieds Tod y Kriemhilds Rache. La trilogía está inspirada en la vieja epopeya germánica el Cantar de los Nibelungos, la única epopeya heroica que se conserva de la época literaria de los Staufer. Dicho poema consta de treinta y nueve cantos, divididos en dos núcleos narrativos básicamente diferentes, el poema de Sigfrido y la venganza de Krimilda, en los que encontramos elementos relacionados tanto con la época heroica germana como con el auge de la literatura cortesana. En Cantar de los Nibelungos se narra la gesta de Sigfrido, un cazador de dragones de la corte de los burgundios, quien valiéndose de ciertos artificios consigue la mano de la princesa Krimilda. Sin embargo, una indiscreción termina por provocar una horrorosa cadena de venganzas. 
Richard Wagner (1831-1883), músico excepcional y autor del libreto de sus óperas, basado generalmente en leyendas germánicas o medievales, entre las que descuellan Tanhauser, Lohengrin, Parsifal, Tristán e Iseo Los maestros cantores. Aparte de compositor musical y director de orquesta, Richard Wagner fue un poeta, ensayista, dramaturgo y teórico musical excepcional. Destacan sus óperas (calificadas como «dramas musicales» por el propio compositor) en las que, a diferencia de otros compositores, él asumió también el libreto y la escenografía. En sus inicios, fundamentó su reputación como compositor en obras como El holandés errante que seguía la tradición romántica de Weber y Meyerbeer. Transformó el pensamiento musical con la idea de la «obra de arte total» (Gesamtkunstwerk), la síntesis de todas las artes poéticas, visuales, musicales y escénicas, que desarrolló en una serie de ensayos entre 1849 y 1852, y que plasmó en la primera mitad de su monumental tetralogía El anillo del nibelungo. [Fuente de la imagen: Richard Wagner]
III
EL ROMANTICISMO EN FRANCIA
Jean-Jacques Rousseau
El siglo XIX en Francia. El Romanticismo representa en Alemania e Inglaterra una reacción contra el influjo extranjero y una vuelta al fondo primitivo del genio nacional, y por ello logró en ambos países un desarrollo rápido y amplio En Francia, por el contrario, significaba una ruptura con respecto a su propia tradición literaria, de carácter clasicista desde el Renacimiento. Hay, con todo, excepciones. Ya en el siglo XVII se inicio la rebelión contra los modelos clásicos que había defendido Boileau. Pero es preciso que aparezca Rousseau en el XVIII para que se produzca un profundo cambio en las ideas. Son decisivas, asimismo, las influencias de Richardson, Ossian, Shakespeare, Goethe y Schiller, que pronto hallan eco en Francia. De todos modos, el Romanticismo francés es tardío, con relación a Alemania e Inglaterra. No logra su madurez hasta la Restauración y su triunfo decisivo no se confirma hasta 1830 después de luchas ardientes. 
Durante el siglo XIX se suceden en Francia una serie de movimientos literarios diferentes. Hasta 1820, preparación del Romanticismo, por obra de Chateaubriand y Madame de Stäel; lucha contra las todavía pujantes fuerzas clasicistas. De 1820 a 1850, aproximadamente, apogeo del Romanticismo. La Literatura, por tanto, se llena de subjetivismo. De 1850 a 1880, reacción contra el subjetivismo romántico; interesa todo lo que está fuera del escritor, la realidad; triunfa el realismo y una consecuencia de éste, el naturalismo. A partir de 1880, nuevas reacciones contra el realismo: el parnasianismo y el simbolismo.
Retrato de Mme. Stäel
Precursores del Romanticismo: Madame de Stäel y François-René de Chateaubriand. La modalidad romántica alemana fue difundida en Francia por Anne-Louise Germaine Necker (1766-1817), más conocida por Madame Stäel (Baronesa de Stäel Holstein). Mujer de refinada cultura, desterrada por Napoleón, viajó por Alemania. Esta escritora y filósofa francesa de origen ginebrino destacó por sus ideas políticas y sus ensayos: tanto sus novelas sentimentales de corte feminista y aire prerromántico (Delphine y Corinne) como su extensa obra de crítica cultural y comparatista De l’Allemagne (1810) que, escrita en el destierro, logró pronta difusión en Europa y dio lugar a que los escritores franceses prestasen atención a aquel país, con sus solemnes catedrales góticas, sus ciudades medievales, sus grandes músicos y sus poetas románticos. Anne-Louise aprendió inglés y latín, el arte de la danza y de la música, recitación y dicción, y asistió con frecuencia al teatro. La formación cultural que recibió la convirtió en una joven diferente a sus coetáneas, criadas de manera tradicional, resultando bastante extraña a sus contemporáneos por la vivacidad de su inteligencia. Madame de Stäel se relacionó con nombres propios de la cultura europea como Goethe o Lord Byron, defendió a ultranza la Revolución Francesa y llegó a enfrentarse al mismísimo Napoleón, quien decretó su expulsión.
Je me suis proposé d'examiner quelle est l'influence de la religion, des mœurs et des lois sur la littérature, et quelle est l'influence de la littérature sur la religion, les mœurs et les lois. Il existe dans la langue française, sur l'art d'écrire et sur les principes du goût, des traités qui ne laissent rien à désirer. Mais il me semble que l'on n'a pas suffisamment analysé les causes morales et politiques qui modifient l'esprit de la littérature. Il me semble que l'on n'a pas encore considéré comme les facultés humaines se sont graduellement développées par les ouvrages illustres en tout genre qui ont été composés depuis Homère jusqu'à nos jours. 
Discours préliminaire du livre intitulé De la Littérature considérée dans ses rapports avec les institutions sociales (1800) 
En sus novelas, Madame de Staël presentó a las mujeres como víctimas de las restricciones sociales que les impiden afirmar su personalidad. Reivindica el derecho a la felicidad para todas y para sí misma. Madame de Staël fue una mujer moderna en una Europa rancia y arcaica, que recorre en todos los sentidos y describe abundantemente. Entre sus obras destacan la publicación de tres importantes ensayos: Lettres sur les ouvrages et le caractère de Jean-Jacques Rousseau (1788), De l’influence des passions sur le bonheur des individus et des nations (1796) y De la littérature considérée dans ses rapports avec les institutions sociales (1800).  
F.R. de Chateaubriand
Defensor del cristianismo. François-René, el vizconde de Chateaubriand (1768-1848), que viajó por América y vivió en Inglaterra, sufrió un intenso influjo del Romanticismo inglés. Son notas de su personalidad el orgullo, la imaginación, la melancolía y el refinamiento estético. Chateaubriand descubre «lo maravilloso cristiano», que habían repudiado tanto el poeta y crítico francés Boileau como el escritor, historiador y filósofo Voltaire, y fruto de este descubrimiento es su obra capital, Le génie du Christianisme (1802), que combate los prejuicios antirreligiosos vigentes. En ella figura la novela René, de carácter autobiográfico. Son también famosas sus novelas Atala, ou Les Amours de deux sauvages dans le desert (1801) y Les aventures du dernier Abencerage (1821) que sucede en la Granada morisca y, asimismo, sus poemas en prosa Les Martyrs (1809), escritos para mostrar la superioridad de la inspiración cristiana sobre la pagana. Chateaubriand renueva en su tiempo, con gran estilo oratorio, la poesía, la historia, la narración, la crítica y el sentimiento religioso, del que es un ardiente defensor. 
Fechas importantes para el triunfo del Romanticismo. En el lento desenvolvimiento del Romanticismo francés, son decisivas las siguientes fechas: En 1820 aparecen las Meditaciones de Alfonso de Lamartine, que aportan un delicado sentimiento amoroso, nuevo en las letras francesas. En 1822 se publicó el libro Racine y Shakespeare, de Stendhal, en el que contraponen, como antes habían hecho Lessing y los hermanos Schlegel, los diferentes valores de los dos grandes trágicos, mostrando sus preferencias por el autor inglés. Pero los elementos decisivos para el triunfo del Romanticismo en Francia los aporta el excepcional novelista Víctor M. Hugo (1802-1885)
Victor Hugo
Víctor Hugo. Este genial poeta, dramaturgo y novelista es la figura máxima del Romanticismo francés. Nació en Besangon (1802), hijo de un general de Napoleón. En 1811 residió durante algún tiempo en España, a la que siempre recordó con ilusionada nostalgia. En París, no tuvo más profesión que la de escritor y su intervención en la política le valió un destierro. A su regreso a París vivió en plena gloria literaria hasta su muerte (1885). Su cuerpo, custodiado por los coraceros, reposó en un gran catafalco bajo el Arco del Triunfo; el paso del cortejo fúnebre hacia el Panteón fue presenciado por más de un millón de personas, que así le tributaban su admiración. En 1827 publica Víctor Hugo la préface del drama Cromwell, que es un verdadero manifiesto romántico. En este prefacio proclama la libertad en el arte, el derecho del poeta a rebelarse contra cualquier clase de imposiciones o reglas que no sean las de su fantasía. Tres años más tarde, en 1830, se publican sus Odes et poésies diverses, que añaden una nueva nota personal al Romanticismo francés: la grandilocuencia cívica de carácter político. Estalla entonces «la batalla romántica». Se trata de una verdadera guerra civil literaria, pues a los principios literarios, se unían las ideas políticas. Los románticos eran monárquicos y los clasicistas, liberales.
Hernani. Los románticos intentan lograr la victoria decisiva llevando la lucha al teatro. El estreno de Otelo, traducido por Alfredo de Vigny, y sobre todo el de Hernani, de Víctor Hugo, en 1830, son acontecimientos importantes en la historia del Romanticismo francés que logra su triunfo merced a una obra de Shakespeare y a un drama de ambiente español. Durante la representación de Hernani, la batalla entre ambos bandos alcanza su mayor tensión, terminando por vencer la nueva escuela. Emilia Pardo Bazán. los románticos gastaban barbas y melenas aitprrado de peluquería. La a borregos inocentes.» Los caracteres románticos, anti-clásicos, de Hernani son evidentes;: no se ajusta a las reglas; mezcla elementos trágicos y cómicos se inspira en un tema de historia moderna (a diferencia de las tragedias clásicas, que se apoyaban en la historia antigua), y presenta escenas violentas (suicidios, duelos, raptos, persecuciones), en contra de las «reglas» que proscribían lo violento en la escena, y abusa de los elementos nocturnos y sepulcrales, característicos del Romanticismo. Su valor es, sobre todo, representativo, simbólico. Hoy la crítica señala sus falsedades —puertas y escaleras secretas, caracteres poco matizados, intrigas espectaculares, pero poco humanas— y salva sólo su valor poético, su noble versión de la España del siglo xvi. 
Otras obras de Victor Hugo. Víctor Hugo escribe también otras obras dramáticas importantes, y entre ellas Ruy Blas, El Rey se divierte y Los Burgraves. Como poeta, además de las Odas, es autor de Las Contemplaciones y la Leyenda de los Siglos, poemas de grandes ambiciones. El aspecto más popular de Víctor Hugo es el de novelista. Escribe la novela histórica Nuestra Señora de París, en la que resucita el París del s:glo xv, y en el cual el personaje de Esmeralda pudiera ser un reflejo de la Gitanilla de Cervantes, así como también otras novelas como Los Miserables, Los trabaja¬dores del mar y Bug-Jargal, de carácter social y humanitario. El rasgo más notable de Víctor Hugo es su imaginación, increíblemente rica y poderosa. Poseía, además, un dominio perfecto del idioma y del verso. 
Lamartine, Vigny, Musset y Gautier. Forman estos líricos, junto con Víctor Hugo, que es el mayor de todos, una constelación de grandes poetas. Alfonso de LAMARTINE (1790-1869), de inspiración noble y llena de ternura, autor de los libros poéticos Meditaciones y Harmonías, del poema Jocelyn y de delicadas novelas sentimentales, como Rafael y Graziella. El rasgo más eminente de su estilo es la vaguedad, la inde¬terminación vaporosa que le permite expresar los movimientos más profundos de su alma. Alfredo de VIGNY (1797-1863), militar en su juventud, renunció joven al ejército y se retiró lejos de París. Su nota principal es el desencanto ante la soledad en que el hombre se halla; aconseja en sus poemas la resignación y el amor a los que sufren. Son sus obras más importantes los Poemas antiguos y modernos y Los destinos, y la novela histórica Cinc-Mars ('cinco de marzo'). Alfredo de MUSSET (1810-1857), espíritu vivo y fantástico, publicó unos admirables Cuentos de España y de Italia. A consecuencia de su ruptura con la novelista «George Sand», de la que estaba enamorado, escribió sus apasionados poemas Noches y Recuerdos. Su carácter dis¬tintivo es la sinceridad y el horror a lo artificioso. Teófilo GAUTIER (1811-1872), enamorado de lo español, como poeta destaca por su gran potencia descriptiva. Es autor de un famoso libro de versos, Esmaltes y camafeos, Y de una conocida obra, España (1845), en que recoge sus pintorescas impresiones de un viaje por nuestra patria. 
Dramaturgos románticos. Aparte de Víctor Hugo, debemos mencionar a los ya citados entre los líricos, como VIGNY, que evocó en su drama Chatterton a este des¬graciado poeta inglés, y MUSSET, autor de varias obras de soberbia construcción literaria entre las que destaca Lorenzaccio. Gran éxito obtuvo Alejandro DUMAS (1803-1870), que cultivó un tipo de teatro melodramático y truculento, y entre cuyas obras destacan Enrique III y su corte y Antony. Su hijo Alejandro DUMAS (1824-1895) es el famosísimo autor de La dama de las camelias. 
La novela romántica francesa. El género novelesco en la época romántica, iniciado por Bernardino de Saint-Pierre, da lugar a la aparición de otros escritores y obras importantes. Descuellan: SENANCOUR, autor de la novela Obermann (1804), una de las grandes obras de la literatura francesa; el suizo, de origen francés, Benjamín CONSTANT (1767-1830), autor de una per¬fecta novela titulada Adolfo; y Aurora Dupin (1804-1876), que adoptó el nombre masculino de GEORGE SAND, cuyo sentimentalismo lírico se muestra en su novela Indiana. Cultivó asimismo el tema humanitario en Valentina y Lelia. Tamb:én debe recordarse como novelista a Alejandro DUMAS (1803-1870), autor de numerosos relatos de carácter histórico y de apasionante y divertida lectura, pero de escaso valor literario.


BIBLIOGRAFÍA
BERLIN, Isaiah. Las raíces del romanticismo. Taurus, Madrid, 2000. El romanticismo supuso el cambio de mayor envergadura ocurrido en la conciencia de Occidente a lo largo de los siglos XIX y XX. De ahi su enorme importancia. Todos los otros movimientos que tuvieron lugar durante el periodo parecen, en comparacion, menos importantes y estan, de todas maneras, profundamente influenciados por este.Para Isaiah Berlin, los romanticos pusieron en marcha una revolucion sin precedentes en la perspectiva que la humanidad tenia de si misma. Destruyeron las nociones tradicionales de verdad objetiva y de validez etica y causaron efectos incalculables en todos los aspectos de la vida. En su opinion: 'El mundo no ha sido lo mismo desde entonces, nuestra politica y nuestra moral se han visto profundamente transformadas por ellos. Sin duda, este ha sido el cambio mas radical y mas dramatico, por no decir el mas pavoroso, en la perspectiva del hombre de los tiempos modernos'.En las brillantes reflexiones que recoge este libro, Berlin, uno de los principales historiadores de las ideas del siglo XX, traza el desarrollo del romanticismo desde su despertar en el siglo XVIII hasta su desenfrenada apoteosis, mostrandonos como este legado aun perdura en la conciencia contemporanea.[Existe edición posterior, de 2015.] 
BEUTIN, Wolfgang (et al.) Historia de la literatura alemana. Traducción de Manuel José González y Berit Balzer Baus, Cátedra, Madrid, 1991. Cuando el presente libro salió a la luz pública, por vez primera, en 1979, imperaban en el campo de la historiografía literaria los nuevos aires de "libertad ideológica".  El conocimiento de la literatura alemana, en general, no ha estado nunca, ni lo está tampoco en la actualidad, especialmente divulgado entre nosotros, sobre todo si lo comparamos con la acogida que han tenido en España las literaturas francesas, inglesas e italianas. Exceptuando algunos autores modernos, entre los que se podrían citar a modo de ejemplo a Max Friseh, Christa Wolf, Peter Handke, Gúnter Grass, así como algunos clásicos y románticos, lo que podríamos llamar peculiaridad de la literatura alemana como tal, nos es ajena en su conjunto. De ahí que la presente Historia de la Literatura Alemana, traducida por dos profesores especialistas en esta materia, y publicada por una prestigiosa editorial, puede considerarse como una valiosa contribución al conocimiento de este importante campo de la cultura alemana, no sólo en el conjunto de su trayectoria, sino además, desde una óptica más actual, y bajo el aspecto de la practicidad, como manual de consulta. No debemos olvidar, que el único que hasta ahora había existido en castellano era la traducción de la obra de Fritz Martini que ya ha quedado obsoleta en su visión y concepción de la historia literaria.
PRAZ, Mario. La carne, la muerte y el diablo en la literatura romántica. Trad. Rubén Mettini. El Acantilado, n.º 8, Barcelona, 1999. Documento fundamental para comprender la sensibilidad y la mentalidad europea del siglo pasado, esta obra es ya un clásico de la historiografía y la crítica literarias. En su búsqueda y fijación de los temas recurrentes, Mario Praz visita el lado más oscuro de las literaturas francesa, inglesa e italiana del Romanticismo, y determina con exactitud los medios a través de los cuales se efectuó la transmisión de esos temas tan ocultos, y a la vez tan familiares entre los artistas. En el presente libro, Praz plantea de forma muy atractiva—incluso para un lector no especializado en problemas históricos, literarios y psicológicos— esa ligazón, mostrando una sutil afinidad con las personalidades extrañas, ambiguas, visionarias o sublimes que constituyen su objeto de análisis. Es un trabajo exhaustivo sobre las relaciones entre estos temas que se enuncian y la estética romántica. Las referencias literarias y artísticas son innumerables y el buen lector disfrutará con las ‘relaciones peligrosas’ entre algunos autores malditos y el contexto de su época. Este ensayo ha sido reeditado por la editorial El Acantilado. El autor, Mario Praz (1896-1982), nació en Roma y fue catedrático en las Universidades de Liverpool y Manchester, Praz fue un especialista en arte y literatura. De su extensa bibliografía cabe destacar Gusto neoclásicoLa casa de la vida, y La carne, la muerte y el diablo en la literatura romántica (Acantilado, 1999). Praz pone de relieve, brillantísimamente, los amplios y siempre fecundos horizontes del lirismo sensual y sublime. Es un libro hermoso, desolado y terrible que va mucho más allá del estudio. Su estilo claro, sabio e instructivo se agradece, pues escasea en la actualidad.
PUJALS, Esteban. Historia de la literatura inglesa. Gredos, Madrid, 1988. Hay que admitir que la literatura inglesa carece de la regular continuidad de la francesa, de la brillantez del gran momento de la italiana, de la densidad de pensamiento de la alemana, y del torrente de inspiración mística de la española; pero es evidente que ha producido un teatro con el cual sólo rivaliza el español; es creadora del ensayo periodístico formativo y civilizador y de la novela realista moderna, y no hay literatura que la iguale por la cantidad y la calidad de su poesía. La frase de Matthew Arnold es objetivamente válida: Inglaterra se ha distinguido por muchos conceptos; no obstante, la cima máxima de excelencia la ha alcanzado con su arrebatadora poesía. Es cierto: desde Beowulf hasta Dylan Thomas, la refulgente estela de la poesía inglesa se destaca fascinante y cegadora casi sin interrupción. Índice del libro: Capítulo I.- Literatura inglesa antigua; Capítulo II.- En torno a Langland y Chaucer, y desde Gower hasta Skelton...
SAFRANSKI, Rüdiger. Romanticismo: una odisea del espíritu alemán. Trad.: Raúl Gabás. Tusquets Editores, Barcelona, 2012. Safranski nos descubre que si el movimiento romántico nos sigue fascinando en la actualidad probablemente se deba a que sus autores ya intuyeron las tensiones a que hoy debemos enfrentarnos: el imperio de la técnica y la nostalgia del retorno de la naturaleza, la desdivinización del mundo y la ironía como consuelo ante el dolor de la existencia. Como sabemos, el Romanticismo fue un movimiento de ámbito europeo lo suficientemente rico e incluso internamente contradictorio como para desaconsejar cualquier posible intento de abarcarlo mediante fórmulas sumarias. Tal vez por ello -o llevado de sus propios intereses- Rödiger Safranski (1945) ha optado por ceñirse, con excelentes resultados, a su variante germánica, esto es, al Romanticismo entendido como “una odisea del espíritu alemán”. Una odisea que para muchos sería “la” odisea sin más, desde luego, dado lo extendido de la equiparación de la cultura alemana esencial con el Romanticismo y con lo romántico. Dos dimensiones del fenómeno, por cierto, entre las que importaría distinguir el Romanticismo en cuanto época y lo romántico como una actitud del espíritu que desborda tales delimitaciones.
SALA ROSE, Rosa. El misterioso caso alemán. Un intento de comprender Alemania a través de sus letras. Alba, Barcelona, 2007. Nadie pone en duda que el legado cultural alemán es de una riqueza extraordinaria, ni su decisiva contribución al perfil de la cultura universal. Por ello, a veces con escándalo, otras con un sentimiento de claudicación, todos nos preguntamos cómo es posible que uno de los destinos de esa trayectoria fuera la trágica confusión de barbarie y racionalismo desquiciado que caracterizó el período nazi. ¿Podía preverse tal derivación? ¿Había indicios que la anunciaran? El ensayo «El misterioso caso alemán. Un intento de comprender Alemania a través de sus letras» surge del proyecto docente que su autora tuvo que escribir para presentarse a una plaza como profesora titular de literatura alemana en la UPF de Barcelona. De no haberse planteado dicho proyecto, nunca habría llegado a escribir este libro que —como ella misma aclara— «me ha permitido adquirir unos conocimientos sobre la trayectoria cultural y mental de la Alemania moderna que de otro modo difícilmente hubiera obtenido». Para tal proyecto fueron de vital importancia las pistas y claves que a lo largo de los siglos ha ido dejando la tradición literaria alemana. Este libro es, pues, una respuesta convincente a una serie de preguntas tan incómodas como necesarias. «Cierto es —prosigue la autora— que no existe ni ha existido nunca una relación directa entre la excelencia cultural y la altura moral. No obstante, en Europa se ha creído durante siglos que la cultura inmunizaría a los individuos contra la barbarie; y se ha creído, en gran medida, gracias a impulsos surgidos precisamente de Alemania».

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BIBLIOGRAFÍA ESPECÍFICA SOBRE HAZLITT

HAZLITT, William. Sobre el sentimiento de inmortalidad en la juventud, seguido de Sobre el miedo a la muerte (1821-1827). Postfacio de Virginia Woolf. Trad.: Jordi Quingles. José J. de Olañeta, Editor (Col. Centellas, 167), Palma de Mallorca, 2020.
La ignorancia de los eruditos y otros ensayos (1818-1827), 2 vols. Trad.: Elizabeth Flores. Ficticia Editorial, México, 2015.
El placer de odiar y otros ensayos (1818-1827). Trad.: Maria Faidella. Postfacio, cronología y bibliografía de Jordi Doce. Nortesur, Barcelona, 2009.
Ensayos sobre el arte y la literatura (1814-1830). Introducción, selección y traducción de Ricardo Miguel Alfonso. Espasa (Col. Órbitas), Madrid, 2004.
El espíritu de las obligaciones y otros ensayos (1815-1830). Trad.: Javier Alcoriza y Antonio Lastra. Alba Editorial, Barcelona, 1999.

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Complete Works of Hazlitt (13 volumes, London, 1902-1906), by A. R. Waller and Arnold Glover [Dicha obra sirvió de base a la más reciente, y aún más completa, “Centenary Edition” (21 vols, London, 1930-1933) llevada a cabo por P. P. Howe, el más autorizado de los especialistas de Hazlitt]. 
Duncan Wu. William Hazlitt: The First Modern Man. OUP, 2008. [His previous books include Romanticism: An Anthology, a standard text now in its third edition. He is the editor of Selected Writings of William Hazlitt (9 vols, 1998), William Hazlitt, The Plain Speaker: Key Essays (1998), (with Tom Paulin and Uttara Natarajan) Metaphysical Hazlitt: Bicentenary Essays (2005), and New Writings of William Hazlitt (2007).]
Terry Eagleton. "A Homage to William Hazlitt", in Theory Now Journal of Literature, Critique, and Thought, 5, 2 (Jul-Dec., 2022).